Victor Oladipo no termina de creérselo. Salió de Orlando cuando parecía que estaba estancado. Pasó por Oklahoma City Thunder sin convencer y lo traspasaron para hacerse con Paul George. Ahora está en Indiana, donde vivió su etapa universitaria, y es All-Star.
Las vueltas que da la vida. Algo así piensa el escolta de los Pacers, quien en octubre no entraba en ninguna quiniela para estar en el partido de las estrellas, y que ahora va a codearse como uno más entre ellas. No puede esconder su emoción ni felicidad, pero no por ello pierde la perspectiva de una carrera que recién despega.
«Definitivamente esto significa mucho para mí, es tal honor que incluso me hace sentir vergüenza. Estoy orgulloso de representar no solo a Indiana Pacer, sino también a mi familia, como All-Star. Cuando me votaron me sentí honrado y emocionado. Me lo tomo como un trampolín. Tengo muchos más objetivos, muchas otras cosas que quiero lograr a nivel de equipo e individual», comenta a Yahoo! Sports antes de recalcar que ahora tiene un motivo para trabajar más duro.
«Esa es mi mentalidad. Sé que ahora tengo este honor en mi haber pero hay otras metas por alcanzar. Así lo creo y sé que tengo que seguir trabajando para poder lograr más objetivos. Crecí idolatrando a jugadores que disputaban el All-Star Game y ahora soy uno de ellos. Es surrealista».
Su explosión
En Orlando se cansaron de esperarle y en Indiana no les ha dado tiempo ni a pestañear. Oladipo, quien parecía abocado a quedarse en un buen proyecto de estrella, ha terminado por romper el cascarón en Indianapolis. Tiene mucho mérito. Ya no hablamos de pasar de 15,9 a 24,4 puntos por noche, sino de hacerlo en un escenario que acababa de perder a su ídolo, Paul George. Oladipo lo ha hecho caer en el olvido liderando a Indiana hasta un récord de 32-25 que les deja a solo dos partidos de la tercera plaza de la Conferencia Este.