Vince Carter: 40 años y 4 tapones después

Cuarenta años y cuatro tapones después, Vince Carter no puede sino esperar a ver que ocurre antes; que se aburra de oírnos aplaudir, o que nuestras manos se astillen de tanto chocar.

Hace dos días pasamos de puntillas sobre la victoria de Memphis Grizzlies ante San Antonio Spurs, pero lo que no podemos obviar es lo que hizo esa noche un señor que lleva cuatro décadas hollando la Tierra.

Paul Pierce, misma añada (1977), mismo draft (1998) se despedía del pabellón de los Boston Celtics. Cuando finalice esta temporada su carrera como jugador en la NBA será historia. Doc Rivers lo conserva ya en un papel residual; los años han pasado mucha factura a Silverado, quién aún así tuvo el final soñado en el TD Garden. Un triple en el suspiro final del partido el cuál, nadie ajeno a este deporte podría entender, viendo la celebración, que la canasta había venido de manos de un rival. Mientras, Carter, unos meses aún más viejo que Pierce, se preparaba para una nueva clase magistral en el FedExForum sobre como envejecer.

Cuatro tapones, dos simplemente espectaculares y en la misma jugada. Quizás su salto ya no le da para hundirla como lo hacía en Toronto, en Orlando o en los Nets; pero aún le basta para situarse en estático bajo la canasta ante uno de los mejores ala-pívots de la competición, y taponar con descaro genético a LaMarcus Aldridge. ¿Que el rebote lo coge otro spur, un chaval de 23 años y con muelles aún casi por estrenar? Llamad a Vince. Not today para Kyle Anderson.

Por cierto, Aldridge no durmió esa noche, y si lo hizo ya sabemos quién fue el dueño de sus pesadillas. Aún le quedaba encontrarse con el mismo portero de discoteca, con Vinsanity, una vez más.


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