Pocos segundos para finalizar el tercer cuarto, y una bola suelta en manos de John Wall.
El base corrió la cancha como si no hubiera un mañana y, ante la imposibilidad de realizar un tiro en mejores condiciones, decidió que su mano izquierda serviría para enviar un globo que sobrevolaría el Amnway Center y anotaría una de las canastas de la noche.