Wemby & Paul descalificados ‘por fraude’ en el Concurso de Habilidades

Wemby, tal vez el hombre más inesperado, dio la nota quitándole la escasa seriedad que le quedaba a un Concurso de Habilidades que terminó ganando el dúo de los Cavaliers, Mitchell-Mobley.

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Por Enrique Bajo

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Lo que le faltaba a Adam Silver. Ahora, incluso Wemby. Y es que contra la fuerza del mar no se puede luchar.

Mientras El Comisionado improvisa cambio tras cambio para tratar de devolver la dignidad al fin de semana de las estrellas, estas, las estrellas, están a otra cosa.

A algunos no les importa nada –ni las audiencias, ni la gente del pabellón ni el goteo sudoroso de la organización– salvo echarse un par de tardes de risas entre tanto calendario agotador. Y no queda otra que aceptarlo.

Al All-Star Weekend le ha salido un nuevo gnomo en el jardín, complicándoseles la única categoría que solía escapar al bochorno. El Concurso de Habilidades. Un formato repetitivo y caduco que ni pone a examen la habilidad (para verlo el molino robotizado de ‘los punteos’) y que anoche, de milagro, no dejó de ser un concurso.

De la ley la trampa, y de la trampa la ley. La NBA se libró por los pelos de una deriva esperpéntica de haber consentido lo que Chris Paul y Victor Wembanyama trataron de hacer para llegar a la final.

Un reglamento impreciso e interpretable

En el Concurso de Habilidades hay dos clases de obstáculo: de pase y de tiro. Y el principal criterio para clasificarse no es lo bien que lo hagas, sino el tiempo en el que lo hagas.

Para superar cada uno de ellos, no obstante, lo que se exige es distinto. Los pases hay que meterlos por el aro sí o sí, siendo el principal punto de estancamiento y lo que tiende a determinar el ganador. Pero con los tiros no. Ya que el reglamento reza lo siguiente:

«El jugador completa los tiros desde tres lugares en el siguiente orden, avanzando en cada localización cuando mete un tiro o tras tres intentos de tiro válidos».

Ni los airballs de Shaquille

Base y (¿pívot?) de los Spurs se leyeron el folleto, detectaron la rendija y trataron de colarse por ella.

Los lanzamientos no había que meterlos. Sólo quitárselos de en medio. Y eso fue exactamente lo que hicieron.

Tanto Wemby como Paul se limitaron a sacar los balones del carro sin el menor pudor como quien vacía el cesto de la ropa sucia. Y así: uno dos y tres. Y next.

El dúo de los Spurs quiso ser más listo que nadie mientras el Chase Center se llenaba de abucheos al verles ejecutar la sucia estratagema. La organización se echó a temblar temiéndose lo peor de dar su ‘Ok’ a lo que pintaba como un terrible precedente y, al igual que los jugadores de San Antonio, echaron también mano a las normas, donde hallaron la salvación.

«Tiros válidos».

Rápidamente, interpretaron que coger los balones y lanzarlos a cualquier parte no encajaba con el concepto de ‘tiros válidos’, y desde luego no respondían al espíritu de la competición. Fraude de reglamento y descalificación inmediata.

«Jugaron para ganar (…), pero definitivamente hicieron trampas», resumió con una sonrisa un Donovan Mitchell que se proclamó campeón del concurso junto a su compañero en los Cavaliers, Evan Mobley.

Idea de Wembanyama

El sophomore de los Spurs siempre ha destacado por equilibrar su desmesurado hype con un carácter bastante discreto, tanto en la pista como fuera de ella. Pero anoche se saltó sus propias reglas, y no dudó en reconocer quién había ideado la treta, arrastrando al vórtice a otro genio del reglamento como Chris Paul.

«“Fue cosa mía. Y no me arrepiento. Creo que era una buena idea», dijo el francés tras su descalificación.

Funcionar, en términos estrictos de tiempo, les funcionó. Wembanyama y Paul acabaron con el mejor tiempo de la primera ronda, con un cronómetro de  47,9 segundos. “Tuvimos la mejor marca. Las cifras hablan por sí solas», aseguró Wemby, cero consternado.

Capote de Draymond Geen

Draymond Green, el otro finalista del evento junto a Moses Moody representando a Golden State, excusó a medias el plan del jugador galo. «No me gustó nada verle lanzar así el balón. Pero si es cierto que Wemby se pasó un buen rato por la pista preguntando a todo el mundo ‘¿hay que anotar uno o basta con tres intentos?’. Claramente no preguntó a las personas adecuadas, pero en su defensa diré que al menos se lo preguntó a un montón de gente».

“Si no los hubiesen descalificado, creo que todos hubiésemos terminado haciendo lo mismo que ellos. Jugar para ganar», reconoció Mitchell demostrando, en cierto modo, que la NBA hizo bien en descalificarlos para evitar que la pillería contagiase a todos los participantes.

«Intentamos algo que pensamos que nos permitiría ganar» dijo por su parte Chris Paul, cómplice, autor y cooperador necesario. «La idea era conseguir el mejor tiempo… fue divertido».

El trofeo se va para Cleveland

Con un tiempo en la final de un minuto exacto, Mobley y Mitchell se impusieron a unos Green y Moody quienes, tras una buena ronda clasificatoria, vieron como a Green se le complicaban algunos de los obstáculos, en especial el pase frontal de pecho, excediéndose de tiempo y haciendo así que el Skills Challenge 2025 se fuese rumbo a Cleveland.

Es la segunda vez en tres años que los Cavs ganan este concurso, y con Evan Mobley como su talismán. En 2022, la franquicia de Ohio ya se alzó como campeona del certámen con su tridente formado por Darius Garland, Jarrett Allen y el propio Mobley.

El otro equipo que participó en esta prueba y cayó en primera ronda, fue el conformado por dos novatos de franquicias distintas. Los picks 1º y 2º del Draft 2024, Zaccharie Risacher (Atlanta Hawks) y Alex Sarr (Washington Wizards).

Y al César lo que es del César. Gracias a Wembanayma, el Concurso de Habilidades, por una vez, ha dado que hablar.

(Fotografía de portada Kyle Terada-Imagn Images)

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