Nadie esperaba que Walker Kessler causara un impacto tan inmediato en el equipo cuando recaló en Salt Lake City como pieza secundaria en el traspaso por Rudy Gobert. En apenas dos meses, el novato se ha instalado ya como uno de los mejores ‘rim protector’ de la competición y es habitual ver su nombre entre los diez mejores rookies de la camada en el ranking semanal que publica la NBA.
Así, no es de extrañar que muchos de sus compañeros, incluido el entrenador jefe Will Hardy, hayan elogiado constantemente el rendimiento, el carácter y la ética de trabajo del gigante formado en Auburn. El propio Hardy no solo destacó su producción en pista, sino también la gran madurez que está exhibiendo como jugador de los Utah Jazz.
«Entiende en todo momento lo difícil que es la NBA y lo implacable que puede llegar a ser a veces», afirmó el técnico, de acuerdo con una pieza del medio Salt Lake Tribune. «Llegar medio segundo tarde cuando eres quien protege el aro es suficiente para que te hagan un mate. Todavía está manejando esos momentos. Pero Walker es un perfeccionista. Es muy, muy duro consigo mismo. Y esa es una gran razón por la que es el jugador que es y por la que está en la NBA.»
Es precisamente su reacción y aprendizaje en estos pequeños errores, tropiezos y baches lo que más ha sorprendido al técnico. «No puedes dejarte llevar en esa montaña rusa de emociones, especialmente durante un partido. Te lo pone cuesta arriba. Pero está haciendo un gran trabajo al reconocer que no todas las posesiones van a ser una obra maestra y que simplemente tiene que focalizarse y avanzar mentalmente hacia lo que viene después.»
Actualmente, Kessler ocupa la sexta posición de la liga en tapones por partido (1,9), una cifra que se vuelve mucho más relevante si tenemos en cuenta que apenas promedia 18,3 minutos por encuentro. A ello suma unos números de 6,8 puntos (con un acierto en tiros de campo del 73,7%) y 6,3 rebotes.
(Fotografía de portada de Thearon W. Henderson/Getty Images)