Cuando un equipo draftea a un jugador, pocas son las veces que piensa que deberá llevar parte del peso de un proyecto ganador en su primer año. En la mayoría de los casos la idea es transmitir al novato tranquilidad y paciencia para su crecimiento; sin embargo, hay otros momentos en los que es el propio deportista quien te ofrece desde primera hora esa seguridad que tanto se necesita en una postemporada. Este es el caso de los rookies de Miami Heat: Justise Winslow y Josh Richardson.
Contando con 20 y 22 años respectivamente, los novatos de la franquicia de Florida parecen haber quemado varias etapas de crecimiento en cuestión de meses. Winslow, seleccionado en el puesto número 10, ha contado desde el pistoletazo de salida con la confianza de Erik Spoelstra, quien le ha tenido en pista una media de 28,6 minutos por partido. Richardson, puesto número 40, pasó del ostracismo a convertirse en pieza fundamental tras el All-Star. Más de 30 minutos por noche y un 53.3% en triples –mejor marca NBA tras el parón– así lo demuestran.
«Esta es la manera en la hemos confeccionado el equipo, más incluso en los dos últimos meses. Dependemos de ellos para darnos esos minutos. No tienen que salirse del papel, sólo seguir ofreciendo lo mismo que hasta ahora», explica Spoesltra feliz por el rendimientos de sus jóvenes piezas en declaraciones a The Palm Beach Post.
Cierto es que una historia es la temporada regular, donde se permiten ciertas licencias ante un calendario tan extenso, y otra bien distinta los Playoffs, etapa en la que cualquier despiste puede acabar con las esperanzas de un equipo. He aquí donde el papel de ambos jugadores se vislumbra más ‘sorprendente’.
Por ahora sólo se ha disputado un partido de la serie que les enfrenta a Charlotte Hornets –esta noche es el segundo– pero ya ha quedado claro que no van a ser espectadores o los clásicos ‘agitatoallas’. Winslow disputó 27 minutos para concluir con 8 puntos y 4 rebotes, mientras que Richardson pasó otros 35 sobre el parqué para acumular 8 puntos, 5 rebotes y 3 asistencias.
«El simple hecho de ser un rookie que juega en un equipo ganador ya significa mucho. Es así porque quiere decir que estoy siendo productivo mientras otros chicos hacen lo mismo en equipos perdedores. Ahora se trata de sacar el mayor provecho a esta oportunidad», explica Winslow.
Un único precedente
El aporte de ambos jugadores, si se mantiene la dinámica previa a la postemporada, puede igualar lo ocurrido en la campaña 2008-09, cuando Michael Beasley y Mario Chalmers completaron los Playoffs jugando más de 25 minutos por partido. Como no podía ser de otra manera, Dwyane Wade ocupa la primera plaza en esta clasificación al disputar ni más ni menos que 39,2 minutos por noche en la 2003-04.
Apoyo mutuo
Puestos a buscar alguna explicación –si es que hace falta– al gran comienzo de carrera de ambos jugadores, Richardson apunta que el hecho de verse juntos compartiendo momentos difíciles en la pista les es de gran ayuda. «Algunos equipos sólo tienen a un novato jugando y eso hace que todo se convierta en una especie de ‘tengo que hacerlo por mí mismo’. El hecho de que Justise y yo juguemos tanto ayuda a nuestro crecimiento. Si tenemos una duda o cualquier problema jugando, podemos hablarlo entre nosotros».