Y Derrick Rose volvió a ser Derrick Rose: 50 puntos ante los Jazz

Fue el MVP más joven de la historia de la NBA, no hace tanto, en 2011, antes de que las lesiones masacraran sus rodillas, parte de su baloncesto y la ilusión de unos aficionados de los Bulls que tras años en el desierto creyeron en él como el sucesor, de alguna manera, de Michael Jordan. Derrick Rose pasó de la gloria en Chicago a la podredumbre deportiva allí, luego en los Knicks y más tarde en los Cavaliers. Desastre tras desastre, fugas de la disciplina del equipo, como aquella de hace casi dos años de New York, o la de hace un año cuando era miembro de los Cavaliers, para más tarde saber que lo había hecho para casarse.

Todo esto, y más, fue Derrick Rose, que encontró a principios de 2018 su sitio en Minnesota, a las órdenes de nuevo de Tom Thibodeau. Anoche, el jugador que tanto ha reventado para mal, volvió a hacerlo, pero para bien. Derrick Rose firmó 50 puntos contra los Jazz y estableció su récord personal de anotación, que databa de 42 puntos, marzo de 2011, cuando era el Rose que iba directo al MVP. En ese mismo 2011, contra los Hawks, en playoffs, tuvo un duelo de 44 puntos, que globalmente suponía su mejor actuación como profesional de cara al aro. Ayer pulverizó todo eso.

Rose, completamente encendido

Lo de anoche, en la victoria de los Timberwolves sobre los Jazz por 128-125, tiene muchos puntos que rescatar, pero nos vamos a quedar con tres: Rose jugó 40 minutos, en la velada en la que a Jimmy Butler no le dio la gana hacerlo para forzar su traspaso y salir de Minneapolis; Rose masacró a los Jazz, el plantel al que fue traspasado desde los Cavaliers el 8 de febrero de 2018 y que le cortó de forma inmediata. Ahí parecía que se había terminado Rose para siempre. Y el tercer punto a destacar, Rose cerró la velada, el éxito suyo y el de unos deprimidos Wolves que necesitan razones para sonreír. Lo hizo con una canasta para el 123-122 a falta de un minuto, con otra para el 125-122 a falta de 30 segundos, y con dos tiros libres que situaron el definitivo 128-125. Por si esto fuera poco, tuvo tiempo de taponar el lanzamiento final de Dante Exum.

Tercera mejor marca anotadora del curso

Rose se ha puesto al nivel este curso de estrellas totales de la liga, lo mismo que él fue en un pasado que ayer volvió a ser presente. Sus 50 puntos le permiten igualar a Blake Griffin como la tercera mejor anotación de la campaña, solo superada por los 51 de Stephen Curry y los 52 de Klay Thompson. Y hasta ayer no habíamos ni entrado en noviembre. La NBA vive un momento de dulce, quizá el mejor de siempre, y Rose, que fue el mejor por momentos, quiso unirse a la fiesta.


El base, además, entra en el club de los 50 puntos con los Wolves, barrera que solo han superado unos cuantos elegidos y que otros, como Kevin Garnett, no llegaron a traspasar. Karl-Anthony Towns, 56 tantos y récord de la franquicia, Mo Williams, 56, y Corey Brewer y Kevin Love, 51 tantos ambos, forman parte de ese reducido grupo.

Las lágrimas de Rose

La épica noche tuvo tintes de película, de relato inolvidable, que fue lo que se escribió ayer 31 de octubre sobre el Target Center. Tras anotar los dos citados tiros libres que situaban el 128-125, Rose se fue al banquillo para el último tiempo muerto. Quedaba defender el triple de Utah y Rose ya lloraba, incapaz de contener las emociones. Incluso así, en ese estado casi febril, con los ojos enrojecidos y mojados, salió de nuevo al parqué y cerró el tiro de Exum. Luego, lágrimas menos contenidas con el triunfo y el récord en la mano. La vida era y es esto.


“Todo sucede por una razón. Es imposible describir lo que siento, ha sido demasiado tiempo”, reconocería en rueda de prensa el ídolo de la noche. Un poco antes, sobre el mismo parqué, aseguró que su actuación lo significa «todo. Me he partido el culo».

LeBron James, desde California, tuvo un recuerdo especial para el que fuera su compañero de equipo algunos meses en Cleveland. “Incluso un superhéroe es noqueado. Él es un superhéroe. Es un ejemplo de perseverancia”.

Rose, 50 puntos, 4 rebotes, 6 asistencias, 2 robos, el tapón a Exum, 19/31 en tiros de campo… “La gente no me conoce”, había confesado a Shams Charania en las horas previas a su show.  Algunos conocimos a un Rose deportivamente dominador. Como ayer, una versión muy próxima a aquella que amenazó con hacer historia en la NBA, pero que se quedó en el camino por demasiados infortunios. Ya era hora de que a D-Rose le volvieran a salir bien las cosas. Lo merecía.


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