Zach LaVine, sobre su renovación: «Chicago es mi hogar»

Zach LaVine está feliz en Chicago. El guard All-Star ha encontrado en Illinois un lugar en el que se siente tan valorado a nivel deportivo –es la estrella–, como económico –ha firmado este verano el contrato más grande de la historia de la franquicia–.

Esa es su realidad, una que está lejos de aquellas semanas previas a la agencia libre en las que literalmente dijo: «Voy con la mente abierta». No ha sido así. A aquella afirmación le faltaba el condicionante que ahora menciona. No cerraba puertas, cierto, pero solo si los Bulls no le daban lo que demandaba.

La cuestión es que en Chicago tenían y tienen claro que no iban a regatear un solo dólar con LaVine. Cinco años y 215 millones de dólares es lo que el jugador de 27 años deseaba. Una muestra de respeto, confianza e ilusión por seguir dando pasos al frente con él al mando. Así lo entendió y así quedó todo rápidamente solucionado. Ni siquiera se sentó con ningún otro equipo.

«Chicago es mi hogar. Hemos construido algo bueno en los últimos años. He estado aquí durante cinco años y en los últimos dos o tres construimos algo. Ser capaz de volver como una pieza fundamental y ayudarles aportando cosas para ganar, es realmente importante para mí», expresa antes de recalcar que la negociación fue realmente sencilla.

«Comencé la temporada baja con la mente abierta. Establecí mis objetivos, como siempre he hecho. Una vez que pude reunirme con el general manager Marc Eversley y el vicepresidente de operaciones de baloncesto Arturas Karnisovas, vinieron con todo lo que yo quería. No había otra razón para que saliera y mirara otros equipos. Creo que eso habría sido una falta de respeto de mi parte, ya que me dieron todo lo que pedí», sentencia.

Ahora llega el momento de dar un nuevo salto. El curso pasado los Bulls fueron una de las noticias positivas al colarse en playoffs por primera vez desde 2017. Salieron rápidamente eliminados por Milwaukee, pero ello no esconde que hubo una progresión importante, y eso que por el camino sufrieron muchas lesiones. Lonzo Ball se perdió casi toda la temporada y el propio LaVine jugó constantemente con problemas de rodilla. El All-Star espera corresponder ahora al respeto recibido con más trabajo y un mejor rendimiento.

«Es una muestra de respeto. Ellos me ven como el tipo de jugador que he sido durante los últimos cuatro años y continúan viendo que pudo seguir aportando mucho en el futuro. Estoy feliz y emocionado. Individualmente seguiré presionándome para alcanzar cotas cada vez más altas: si no es ser All-NBA, si no conseguir un MVP, y hablando del equipo, es ganar un campeonato. Creo que no hay nada por encima de eso. Me han escuchado decir que los reconocimientos individuales vienen con las victorias, y cuanto mejor seamos como equipo y siga apretando para mejorar como jugador, creo que esas cosas pueden coincidir», concluye.

(Fotografía de Grant Halverson/Getty Images)


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