Towns y Russell se ganan a su afición: 2.000 entradas gratis

Gran gesto con muchas ramificaciones. En otra temporada nefasta en Minneapolis y cuyos playoffs con Jimmy Butler parecieron sólo ser una subida a la superficie para coger aire y volver a hundirse de nuevo, Karl-Anthony Towns y su buen amigo y nueva cara de la franquicia, D’Angelo Russell, han querido agradecer a los fieles quienes, tras quince años durísimos de pocas noches de gloria y muchos sinsabores, siguen ahí, al pie del cañón en los inhóspitos asientos del Target Center.

Un pabellón con poco tirón

Y también, y como ocurrió a ráfagas (con la llegada de Ricky, el regreso de Garnett o tras los fichajes de Butler y Teague), este gasto con claros tintes de inversión, pretende volver a captar a ese segmento flotante del fan de los T-Wolves que en los últimos años viene y va. Y así, de paso, cubrir los amplios tomates del pabellón más desangelado de la Liga.

Pues como podemos comprobar en ESPN, si los 76ers son la franquicia que más aficionados congrega de media en su estadio (20.645), los Timberwolves son justo lo contrario; los que menos (14.592).

Y lo tercero es más que evidente. Russell se logra meter así a gran parte de la afición en el bolsillo aún antes siquiera de debutar. Sin duda el joven base (que ya se presentó a su nueva hinchada desde el centro del rectángulo micrófono en mano) llega con muchas ganas de agradar.

‘Un pellizco’ de ilusión

El miércoles, los de Ryan Saunders reciben en casa a los Chalotte Hornets. Sin miedo a equivocarme, uno de los rivales que menos pasiones levantan del momento.

De hecho, es tan probable que se cuelgue el billete de Sold Out como de que Christopher vuelva con Estef… vamos, que no es algo que vaya a ocurrir. El ambiente frío del Target de pasado mañana podría rivalizar con el te atenaza más allá de sus muros si no fuera porque Towns y Russell han tenido un gesto económico que pretende, a la vez, agradecer y azuzar: 2.000 entradas gratis para los más veloces en hacerse con ellas (con un límite de 4 por comprador).

Los precios van desde poco más de 25 dólares en la zona más alta del pabellón, a los más de 800 a pie de pista, pasando por los 60-250 de las butacas de anfiteatro, y los dos All-Stars han decidido no discriminar entre ricos y pobres y comprar esas dos mil entradas dispersadas por toda la zona del graderío (yo mismo acabo de entrar para comprobarlo y aún quedan varios tickets disponibles en la privilegiada zona influencer por valor, tras impuestos, superior a los 1000 $ cada uno; dejo la prueba justo abajo).

Así que si a alguno os coge, por un casual, por la región de los Grandes Lagos… Russell, Towns, Graham, cerveza y perritos calientes en primera fila. Este miércoles. ¿Se os ocurre un plan mejor?

(Fotografía de portada de by Rich Schultz/Getty Images)


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