Doncic y los Lakers se vacían para empatar la serie

Acabaron los angelinos fundidos por el esfuerzo defensivo, pero lograron cerrarlo con un Luka incesante.

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Por David Sánchez

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Quizás el esfuerzo de hoy sea irrepetible. Probablemente no aguanten los cuerpos para llevar la serie al límite ante un grupo más joven y atlético. Y todo eso da igual hoy porque los Lakers no se pueden permitir pensar en el próximo partido. Tan solo en el que se está jugando.

Los angelinos se llevaron un encuentro jugado con la urgencia que merecía ante unos Timberwolves que fueron creciendo hasta hacerles pedir la hora como si de fútbol se tratase. Luka Doncic fue el faro que arrojó luz desde el inicio con 31 puntos, 12 rebotes y 9 asistencias. A la vez que, como todos, dejó el resto atrás.

Redick solucionó averías

Las premisas con la que JJ Redick instruyó a los suyos fueron claras. Había varios asuntos que solucionar y los Lakers los atajaron con prontitud.

  1. Igualar al rival en intensidad.
  2. No dejar que los Minnesota Timberwolves transitasen.
  3. Paliar la diferencia de centímetros con kilos.
  4. No sobreayudar en defensa.
  5. No estancar el ataque.

Cumplieron con todas. Especialmente con la de la intensidad, condición irrenunciable para competir en playoffs. Fruto de esta que Naz Reid, Donte DiVincenzo y Jaden McDaniels (tres jugadores clave en el primer encuentro) estuviesen con problemas de faltas desde el segundo cuarto.

Doncic tomó los mandos y anotó 16 puntos en el primer cuarto aprovechando cada emparejamiento y yendo a la línea con asiduidad. Le ayudaron LeBron James y Austin Reaves ofreciéndose sin balón más allá del missmatch, con secuencias de bloqueos y cortes que desahogaron el ataque.

Anthony Edwards: más vale tarde que nunca

En el inicio del encuentro fue Julius Randle quien sostuvo el ataque de los Wolves. Llegaron a ir 22 abajo, pero nunca dieron la sensación de no estar en el partido. Gracias en parte a que el ala-pívot logró sacar rédito en el uno contra uno al que le obligaron los Lakers una y otra vez.

Anthony Edwards se ahogó en las defensas dobles y el tamaño de Dorian Finney-Smith. No tuvo las lecturas tan fáciles como en el primer encuentro y apenas pudo levantar su tiro exterior (2 de 8 desde el triple). Sin embargo, como el equipo, fue creciendo con el paso de los minutos y la defensa de los Lakers acabó angustiada cada vez que cogía el balón. Yéndose al descanso con 12 puntos, anotó 11 en el tercero (incluido un mate feroz en las fauces de Jaxson Hayes) para dar esperanzas a los suyos.

LeBron James acabó en reserva

Llegados al último cuarto, cada vez costaba más a la defensa de los Lakers frenar a los Timberwolves sin falta. Posesión a posesión se notaba una menor frescura en el ataque. Cerrar el rebote se complicaba por momentos y el tramo final se abocaba a un desenlace del de morderse las uñas. Volvieron a priorizar los de Redick que Edwards no anotase, defendiendo con zonas y poniendo dos hombres siempre cerca de él para que no se levantase o arremetiese contra el aro. De las pocas batallas que ganaron claramente.

Faltaban 5 minutos para el bocinazo final y el cuadro angelino parecía agotado. Especialmente LeBron James, que comenzó el último periodo con un 0/5 en tiros de campo. Los triples se quedaban cortos por falta de piernas y no llegaba a la pintura por falta de pulmón. Austin Reaves le puso un alley-oop que en otros tiempos hubiese sido la jugada de la noche, y que esta vez terminó en dos bandejas erradas.

Inexplicable de dónde sacó las fuerzas para finalizar un contraataque que él mismo había iniciado en un corte con el que dejó varios metros atrás a McDaniels para finalizar un pase de Reaves. Y, sobre todo, de dónde salió su robo a Edwards y la posterior cabalgada ante Nickeil Alexander-Walker que parecía sellar el partido con casi tres minutos para el final.

Jugadores destacados

Estos fueron los jugadores más brillantes de un partido a cara perro.

Luka Doncic

Los Lakers ya conocen de primera mano lo que es el esloveno en playoffs. Un mástil constante al que agarrars. Producción incesante cuando vienen mal dadas. Y hoy, además, un esfuerzo defensivo y reboteador impagable. Gobert no le pudo mover del sitio cerrando los tableros (el francés acabó con un solo rebote en ataque).

Fue una noche clásica de Doncic, que no se obcecó en el triple porque no estaban entrando al ritmo de otros días. Simplemente buscó emparejamientos cómodos, se adentró en la pintura y castigó cada sobreayuda alimentando a sus compañeros, cada sobrerreacción con visita a la personal y cada duda con puntos. Rutinario en la excelencia hasta que, como a todos, le faltó el aire (aunque una penetración suya pusiese la puntilla definitiva).

Austin Reaves

El base (al igual que LeBron) casi calcó sus números del primer encuentro. Y su partido fue infinitamente mejor. Anotó cuando los Lakers necesitaron que anotase. Conectó a Luka y James con el resto de Lakers y metió tiros increíbles. Reaves está en continua desventaja física en la serie, y aun así sigue anotando canastas de pura habilidad y muñeca. No entraron los triples, pero anotar el 16 puntos con un 50% de acierto esta noche no es tarea sencilla.

LeBron James

Trío poco original de protagonistas, pero es que lo del Rey fue emocionante luchando contra el cansancio. Su esfuerzo defensivo, lejos de la exuberancia de otros tiempos, guió al resto para dejarlo todo en la cancha. Especialmente relevante su colección de 11 rebotes. Sus 22 puntos costaron esta vez sangre, sudor y lágrimas.

Estadísticas del partido

  • Nada de triples: Una de las principales consecuencias del dominio físico que ejerció Minnesota en el Game 1 fue su 21 de 42 en triples. Cifra récord de la franquicia conseguida especialmente a través de la transición (5 de ellos) y las segundas oportunidades. Hoy se cerró el grifo. Los Wolves también dejaron pocos triples abiertos y, a consecuencia, ambos equipos se sumaron para un 11 de 54 (20%)
  • Al tablero sin tamaño: Ganar la batalla del rebote sin pívot y ante Rudy Gobert parecía un imposible. Y el trabajo de Ruo Hachimura, James, Doncic y Finney-Smith lograron darle la vuelta. Los Lakers se llevaron la batalla de los tableros por 41 a 34 y dejaron a Minny en solo 9 capturas ofensivas.

(Fotografía de portada de Kiyoshi Mio-Imagn Images)

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