Hace seis meses, los Bucks caían en Indiana con una canasta de Haliburton a un segundo para el final en el que muchos pensaron que sería el último partido de Giannis Antetokounmpo en los Bucks. Hoy, todavía con la camiseta de Milwaukee, el griego se ha cobrado su pequeña venganza.
El griego ha dado a los Bucks la victoria en el Gainbridge Fieldhouse con una canasta sobre la bocina que puso el 115-117 en el marcador. Y aunque es cierto que no es lo mismo un partido de eliminación de playoffs que un encuentro de liga regular en el que a tu rival le falta media plantilla, eso no ha hecho al griego tomárselo de forma menos personal. La rivalidad entre las dos franquicias en los últimos años es más que notable y había ganas en ambos lados de llevarse el choque.
Y más de hacerlo de una manera tan cruel.
GIANNIS ANTETOKOUNMPO FOR THE WIN. pic.twitter.com/TD8Koh3nYF
— Nathan Marzion (@nathanmarzion) November 4, 2025
Giannis, pese a terminar con unos monstruosos 33 puntos, 13 rebotes y 5 asistencias, estaba teniendo una relación poco amistosa con los lanzamientos de fuera de la pintura. Su acierto desde el tiro libre fue incluso menor que de costumbre (4/9) y venía de fallar unos segundos antes el triple que habría matado el partido, de modo que los Pacers celebraron como un éxito conseguir que se jugase la canasta que podía definir el partido en un fade-away desde cinco metros. Y objetivamente, era una buena noticia.
Pero claro, las superestrellas de la liga lo son por algo. Y aunque este tiro no es ni mucho menos su especialidad, acabó atravesando el aro y el corazón de los aficionados de Indiana, a los que Antetokounmpo respondió con los mismos abucheos con los que ellos los habían recibido tanto a él como a Myles Turner. Esta vez el punto cayó de su lado. Pero si algo quedó claro hoy es que esta rivalidad tiene todavía mucho que dar.
Rozando la proeza
Y eso que sobre el papel los Pacers no estaban especialmente capacitados para llevar a Milwaukee tan al límite. Plagados de bajas, parecían un equipo tan endeble como su balance de 1-5 indica, pero fueron poco a poco encontrando recursos y llegaron a tener a los de Wisconsin contra la espada y la pared en una exhibición de coraje.
Pascal Siakam fue, con 32 tantos y 8 asistencias, el gran responsable de que se mantuvieran con vida hasta el último segundo, pero encontró buenos escuderos en Aaron Nesmith, autor de 17 puntos, y en los sorprendentes Isaiah Jackson y Jarace Walker, que con 21 y 18 respectivamente fueron la sorpresa de la noche. Su constante lucha cargando el rebote ofensivo y atacando el aro casi hace a los Pacers sumar su segundo triunfo del año, y, aunque no fue así, dio motivos para creer que saldrán del pozo tarde o temprano.
(Fotografía de portada: Trevor Ruszkowski-Imagn Images)
			




