Partido complicado de explicar más allá de la figura de Luka Doncic. Pues la mayoría de cosas que llevaron a cabo los otros 9 jugadores que compartían pista con él no parecían el mismo deporte que el de Los Angeles Lakers practicaba. El encuentro fue del preciosismo de un Doncic que anotó 22 puntos en el primer cuarto por solo 11 de la selección italiana, al feísmo de dos combinados que transmitieron la sensación de jugar a perder con sus decisiones.
Se lo acabó llevando Eslovenia (77-84) no precisamente por méritos propios. Lo cual, no mancha la noche de un jugador que una vez más se erigió por encima del resto.
Luka Doncic en 10 minutos
Sin ser exactamente un halago sin reveses, cuesta pensar en un jugador que absorba los partidos como lo hace Luka Doncic. Cuando está en estado de gracia como en los primeros diez minutos del encuentro de hoy, es fácil caer prendado. De repente, cuando el genio siente la inspiración, el partido se convierte en soliloquio.
Hasta el punto de tornar el parqué en cemento porque Luka, como cualquier jugador callejero, solo suelta el balón para recibirlo inmediatamente después y volver a intentar el uno contra uno saliendo, esta vez sí, triunfador.
Hasta el punto de transformar cada posesión italiana en un interludio exasperante que solo existe como propósito para que Doncic la vuelva a tocar.
Hasta el punto de que incluso sus compañeros, a priori actores de reparto, se saben extras y evitan que la cámara los enfoque un solo segundo. Los partidos de Eslovenia son un plano secuencia de Doncic abarcando toda la pantalla.
Quizás sea exagerado apuntar a su primer cuarto como historia del Eurobasket. Pero así se sintió. Porque su dominio de la escena técnica, física y mental fue apabullante. Porque parecía acabarse ahí el partido y danzar toda una nación de vuelta a sus casas derrotada por un solo hombre. Pero, por desgracia para Doncic y los suyos, al encuentro le quedaba mucho por jugarse.
Entre el desconcierto y el acierto
Anotado su punto 22 en el primer cuarto, Doncic enfiló vestuarios para tratarse lo que aparentaban ser unas molestias en la rodilla. Nada grave en principio. Apenas 3 minutos que Italia aprovechó para endosar un parcial de 9-3 y empezar a coger calor desde el exterior de la mano de un Simone Fontecchio que fue creciendo.
Italia se fue a 5 de 7 en triples durante el segundo periodo y Diouf aprovechó las avenidas interiores para seguir dañando a Eslovenia. Pasada la racha y con la vuelta de Doncic, Eslovenia frenó la sangría, aunque la inercia ya no les pertenecía.
Los italianos estuvieron lejos de jugar bien, pero iban sacando puntos de aquí y allá mientras el ataque esloveno colapsaba. Gianmarco Pozzecco no esperó demasiado para enviar dobles marcas sobre Doncic, que se frustraba con los suyos por su empeño una vez él se veía obligado a soltar el balón. Durante un tiempo muerto en el segundo cuarto, la estrella eslovena les decía a sus compañeros que parecían estar jugando contra ellos mismos. Lo cual resume bien la segunda parte.
Ganó el que menos quiso perder
Por desesperante que pareciese tener dos hombres constantemente pegados, Doncic consiguió algo tan valioso como provocar la cuarta falta de Fontecchio cuando aún quedaban 3 minutos de tercer cuarto. Solo sufrió realmente cuando se colocó sobre él Saliou Niang, que logró evitar lo que parecía una grave lesión de tobillo contra España y volvió a ser un azote para el ataque rival. Con Niang encima y habiéndose echado al equipo encima desde el primer segundo, Doncic adolecía de la potencia física para generarse sus propios tiros con cierta constancia.
Fue entonces donde Eslovenia dio un pequeño e inesperado paso adelante que a la postre acabaría valiendo el partido. Sin saber muy bien que hacer con balón, apareció la presencia de Alen Omic en el tablero rival para poner a la selección balcánica 15 arriba a finales del tercer cuarto y poder vivir de las rentas.
El final del partido fue indescriptible. Con dos equipos incapaces de atacar con sentido. Aunque unos lo hiciesen en un continuo 4v3 y los otros a priori tuviesen más talento y físico sobre la cancha. En este contexto, cada tiro libre se valoró como petróleo, y Luka consiguió convertir los suyos para llegar a los 42 puntos y amarrar una victoria que dio la sensación de escaparse.
Ahora espera Alemania y, si este es el nivel real de Eslovenia, cuesta creer que puedan competir. Doncic llega hasta donde llega.
Jugadores a destacar
Luka Doncic
Aparecerán las voces que señalen que su rendimiento va decayendo con el avanzar de los encuentros. Y, siendo cierto, también lo es que visto lo visto, nada impedía a Italia lanzar a sus cinco defensores contra Luka. La penúltima jugada del partido, obra de Rok Radovic lo define bien: con +5 y a 12 segundos del final, renuncia a una bandeja fácil para doblar un pase a la nada.
Ese es el nivel que rodea al de los Lakers, que jugó contra dos defensores durante 25 minutos. También hay que pestañear un par de veces para creerse que acabase con una sola asistencia.
Estadísticas: 42 puntos, 10 rebotes, 3 robos.
Simone Fontecchio
También partícipe del sinsentido italiano en el tramo final, sin él Italia quizás nunca se hubiese metido en partido. Se echó al equipo a la espalda desde su acierto exterior y tomando la responsabilidad de defender a Doncic a toda cancha. Poco más que exigirle.
Estadísticas: 22 puntos (4 de 10 en T3), 5 rebotes, 3 robos.
Saliou Niang
El que mejor defendió a Doncic en toda la noche. Niang es maná para un conjunto italiano que tiene tan poco talento físico. Su impacto en una Italia en la que Nicolo Melli ha tenido que reconvertirse al cinco es doble. Y hoy se volvió a notar.
Estadísticas: 12 puntos, 6 rebotes.
(Fotografía de portada de FIBA Europa)