OKC frena la insurrección de los suplentes de los Warriors

Golden State firmó una inesperada remontada pero acabó cayendo en el clutch

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Por Aitor Darias

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OKC y la victoria han caído ya en la rutina. Los primeros triunfos se celebran a lo grande, hay emoción en ellos, pero ya con un balance de 21-1 hay que buscar nuevas formas de encender la llama. Por ejemplo, dejar escapar una diferencia de 22 puntos para acabar ganando al final, tal y como han hecho los Thunder en su visita al Chase Center, donde han sumado por 112-124 su 13º triunfo consecutivo.

Rompiendo las previsiones

Con Stephen Curry ausente, pocos esperaban que Golden State fuera capaz siquiera de plantar cara a los vigentes campeones, y en ese sentido la primera mitad de duelo ofreció exactamente aquello que cabía esperar. Con la defensa visitante maniatando a los Warriors y Shai Gilgeous-Alexander firmando arreones anotadores a los que nadie podía responder, la distancia no hacía otra cosa que crecer. En concreto, hasta un +19 al descanso (44-63) que no hacía esperar una segunda mitad apasionante.

No ayudó a ello la lesión de Jimmy Butler, que tuvo que pedir el cambio mediado el segundo cuarto y, aunque intentó regresar, acabó abandonando el duelo antes de dar inicio a la segunda mitad. La cosa no podía quedar más cuesta arriba para los de Steve Kerr. Y sin embargo, pareció ser eso lo que los motivó a sacar su mejor versión.

Fue en inicio del tercer cuarto cuando OKC puso el +22 en el marcador, punto que marcó su máxima ventaja y, paradójicamente, su último momento de tranquilidad en muchos minutos. Porque entonces arrancó la tormenta de unos Warriors que anotaron tanto en el tercer periodo como en la primera parte y que resultaron tener más recursos de los que cabía esperar.

Podziemski empezó a dirigir, Draymond Green y Gary Payton, que no habían anotado en la primera mitad, empezaron a parecer otros, y poco a poco se fue generando un estado tal en el que cualquier local que recibiera el balón se creía capaz de anotar. Seth Curry, Kuminga, Hield… Y, prácticamente de la nada, un descomunal Pat Spencer al que nadie había invitado a la fiesta y que estuvo a punto de convertirse en el rey de la misma.

El base, máximo anotador local con 17 puntos, se convirtió a ratos en la referencia ofensiva de los suyos, demostrando una capacidad para crearse sus propios tiros y anotar sobre su marcador que puso en jaque a la defensa visitante. Sin saber cómo, los Thunder se veían de repente por detrás en el marcador, y cada vez que retomaban la ventaja ahí estaba Spencer para arrebatársela. El Chase Center empezaba a creer en los milagros.

Pero entonces, Shai volvió a la pista.

El triunfo de la razón

Una de las maravillas del deporte lo imprevisible que puede llegar a resultar, pero siempre hasta cierto punto. Y a la hora de la verdad, el cuadro de Daigneault impuso la lógica de la mano de su MVP. Con la llegada del clutch, a los Warriors se les fue acabando la artillería y acabaron siendo víctimas en parte de su falta de anotación, pero sobre todo fueron víctimas de su incapacidad para frenar al hombre al que nadie en la liga sabe cómo contener.

La entrada de SGA en el tramo final fue simplemente arrolladora. Si se le defendía en uno contra uno, se iba hasta su zona de confort y anotaba el lanzamiento que quisiera. Si le lanzaban el dos contra uno, leía perfectamente la situación para hacer circular el ataque y que la posesión acabase con un compañero anotando sin oposición. Lo que supuso que OKC anotara en prácticamente cada posesión de los minutos finales y marcara un ritmo imposible de seguir.

Shai llegó así hasta los 38 puntos con un 61,9% de acierto en tiros de campo, demostrando que tal vez los Thunder no siempre lo necesiten para ganar pero que, si la cosa se tuerce, ahí está él como arma definitiva. Una que no falla y que ya tiene a su equipo presumiendo de 21 victorias en 22 partidos.

(Fotografía de portada: Cary Edmondson-Imagn Images)

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