OKC no pierde ni a las canicas

Los Warriors, solo una piedra más en el camino de una apisonadora

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Por Aitor Darias

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Ganar en la NBA es muy complicado. El nivel es altísimo, la competitiva extrema, y muchas veces son pequeños detalles los que determinan si la balanza se inclina de un lado o del otro. Para la mayoría de equipos cada triunfo es un logro, y hay algunos que pasan verdaderas penitencias hasta que consiguen añadir una nueva victoria a su casillero. Y luego está OKC.

Los Thunder están en ese punto en el que si tiran una moneda 100 veces, 99 de ellas sale cara. Y una de ellas ha sido la reciente visita de los Golden State Warriors al Paycom Center, donde los campeones se han impuesto con una facilidad que asusta. Con un 126-102, han pasado por encima de un rival que llegaba con intención de mostrarse como candidato, pero que se ha encontrado con la dura realidad de que en el Oeste más competitivo en muchos años tal vez solo se pueda competir por ser segundo.

Tras un primer cuarto que fue una toma de contacto, los de Daigneault llevaron la ventaja por encima de los 20 puntos en el segundo, y en el tercero la hicieron crecer hasta los 36. Y más habrían sido de haber hecho falta, pero estamos ante un equipo que el único riesgo que corre es el de olvidarse que a veces hay que pelear también en el último cuarto. Pero es que últimamente son más las veces en las que sus duelos llegan resueltos a ese punto que las que no.

Shai Gilgeous-Alexander, que esta noche terminó con 28 tantos y 11 asistencias en 28 minutos, es habitualmente el gran responsable de que así sea, aunque esta vez contó con un socio en esta labor. Chet Holmgren le acompañó con un doble-doble de 23 puntos y 11 rebotes, actuación en la que lo más impresionante fue su perfecta ejecución, que le hizo terminar con un 100% de acierto en sus lanzamientos (9/9 de campo, 3/3 de tiro libre) que ejemplifica cómo estos Thunder ya no fallan.

Así, OKC se sitúa con un balance de 11-1 que convierte este en el mejor inicio de liga regular desde la mudanza a Oklahoma, y el segundo mejor en la historia de la franquicia solo por detrás del 12-0 de la 1982-83. Lo cual es intimidante, pues qué se puede esperar cuando el mejor equipo de la última temporada, que ya arrasó allá por donde pasaba, ha dado incluso más pasos adelante.

Ni con Curry

El partido de Golden State resultó a todas luces decepcionante, pues, con Stephen Curry de vuelta a las pistas, se esperaba un nivel de competitividad que nunca llegó. Al base, que se quedó en 11 puntos, le costó muchísimo encontrarse a sí mismo, pero este fue un problema que compartieron todos sus compañeros. De hecho, el máximo anotador fue Jonathan Kuminga con 13, lo que evidencia que los de Kerr jamás estuvieron en partidos y que están lejos de plantar cara a los mejores.

(Fotografía de portada: Alonzo Adams-Imagn Images)

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