Llega la previa NBA 2025-26 de los Charlotte Hornets. Datos, resultados de la temporada anterior, un vistazo a su plantilla y a sus futuros agentes libres, los objetivos del curso, el jugador a seguir y un pronóstico sobre la franquicia.
Charlotte Hornets 2025-26
Así encaran la temporada
Tres años defraudando. Tres años por debajo de lo esperado. Tres años donde la curva de resultados nada más que apunta hacia abajo. ¿Vamos camino del cuarto?
Parece difícil si simplificamos la cosa al bruto total de victorias, pues tras haber ganado sólo 19 encuentros en la temporada 2024-25, uno diría que en Charlotte han tocado fondo. Pero empeorar no es imposible… y basta con mirar a su alrededor más inmediato: Washington Wizards (18) y Utah Jazz (17) sumaron aún menos victorias que ellos. Una oda al despropósito.
Según las predicciones, los Hornets de la 25-26 van a mejorar… pero no mucho. Las previsiones los enmarcan en torno a las 27 victorias, lo que supondría el cuarto año consecutivo por debajo de la anímica barrera de las treinta.
Temporada | Victorias |
---|---|
2024-25 | 19 |
2023-24 | 21 |
2022-23 | 27 |
2021-22 | 43 |
Aburridos de tanto perder
Para hablar de su última temporada en positivo debemos retroceder hasta la 2021-22, con 43 victorias para sucumbir al play-in. Para sus últimos playoffs, hasta la 2015-16. Y para su última eliminatoria superada, a la 2001-02, cuando alcanzaron las semifinales de conferencia tras doblegar a los Orlando Magic por 4-1 para caer luego –por idéntico tanteo– ante los New Jersey Nets de Kenyon Martin y Jason Kidd, subcampeones aquel año tras ser barridos por los Lakers.
Las semifinales –o lo que es lo mismo, la segunda ronda de los playoffs– es, hasta día de hoy, el techo competitivo de los Charlotte Hornets (Bobcats de 2004 a 2014), alcanzándolas en cuatro ocasiones. Un balance pobre para una franquicia con casi cuarenta años de historia.
Fundada en 1988, los de Carolina del Norte son una de las diez franquicias que jamás ha ganado la NBA y una de las dos que nunca ha alcanzado siquiera las Finales de Conferencia; los otros, los Pelicans.
2024-25: la esperanza hecha excusa
¿Hasta que punto se puede achacar todo a la mala suerte, para justificar otro año (más) de irrelevancia y fracaso en la rendición de cuentas?
Cuando llevas tres años empeorando tu récord, nueve sin jugar playoffs y veintitrés sin pasar una ronda… evidentemente hay mucho que reflexionar. Pero si hablamos única y exclusivamente de la última temporada de los Charlotte Hornets, uno comprendería que jugadores, staff técnico y directiva busquen asirse con todas sus fuerzas a ‘ese’ clavo ardiendo.
Porque cuando tus dos jugadores más importantes (LaMelo Ball y Brandon Miller en este caso) juegan un total combinado de 74 partidos, cuando Grant Williams se queda en 16, Mark Williams (traspaso fallido mediante) en 41… cuando tu lineup ideal solo logra coincidir 60 minutos en seis meses, cuando tu quinteto más usado se limita a 119 minutos porque las lesiones no te dan tregua, mientras muchos rivales se van por encima de los 300 y alguno incluso por encima de los 900… es lógico querer enarbolar la bandera del what if.
‘What if’ con LaMelo y Miller
Casualidad o correlación (ahí ya cada uno) la última temporada en la que los Hornets terminaron con récord positivo fue la 2021-22. Era el segundo año de Lamelo Ball en la NBA, y el base jugó un total de 75 partidos: su máximo de carrera. El problema es que, desde entonces, ha encadenado temporadas de 36, 22 y 47.
Un talentazo con tobillos de cristal y que viene de una temporada un tanto engañosa. Porque aunque lo fácil es fijarse en su promedio anotador –el mejor en sus cinco años en la Liga (25,2)– también ha sido el más ineficiente en cuanto a su tiro (49,4 de eFG%) y su peor Win share por 48 minutos (0,65).
Junto a Ball, en aquella 21-22, estuvo también Miles Bridges. Ambos también con el mejor VORP (valor de reemplazo) de los diecinueve que por entonces vistieron el uniforme de los Hornets. Hoy, en el imaginario popular, dos activos venidos a menos por razones tanto deportivas como extradeportivas.
Una imagen (la de dentro de pista) que en esta 2025-26 están en disposición de cambiar y seguramente el tren no vuelva a pasar. Pero no faltan razones para creer que pocos trenes mejores que este:
- Charles Lee. Tras estrenarse como entrenador jefe en los banquillos, toca el curso de confirmación. Y a pesar de que en una encuesta (anónima) a los jugadores de la NBA, estos votaron a Lee como uno de los peores head coach de la liga (obtuvo el 8,2% de 73 votos), Lee traía avales suficientes como asistente de Hawks, Bucks y Celtics para darle no menos de dos años de colchón… y uno de ellos con el plantel sano si no es mucho pedir.
- Kon Knueppel. En esta ocasión los Hornets eligieron la certeza sobre el potencial. La muñeca sobre el dribbling. Los fundamentos antes que el highlight. Un tirador que, como bien explican en Draft Lab, es mucho más que un tirador. Un atacante versátil y generador secundario que aporta fiabilidad y aleja la volatilidad. Justo lo que necesitan en Charlotte.
- Fichajes + Draft. Todos los movimientos se han hecho en la dirección de sumar solidez y superar contingencias en los puestos más exigidos. Sexton, Dinwiddie, Plumlee, Connaughton, Knueppel, McNeeley, Kalkbrenner… profundidad sin alardes. Argamasa. (Eso sí, algún pívot extra no habría estado mal. Su rotación se queda corta en el puesto de ‘5’).
- LaMelo+Ball. Ambos, en los 20 partidos y 466 minutos que coincidieron juntos la pasada campaña, terminaron con net rating positivo. También con Diabaté (que apunta a titular), así como varias con Miles Bridges en diversas combinaciones de 3-4 jugadores; y Miller como reiterativo factor diferencial.
- ¿Salud?. Con que sólo haya un poco más que la pasada temporada y Ball, Miller, Williams –sin olvidarnos de Tre Mann– logren un poco más de continuidad, la cara de estos Hornets en ambos lados del parquet puede ser muy distinta.
El jugador a seguir: Brandon Miller
Podríamos incidir en que el menor de los Ball, a pesar cierta fama, está muy por encima de la estética ineficiente de Jason Williams. De que sano y con continuidad, y a pesar de sus carencias, puede ser un líder en el que confiar. Pero como ese libro ya lo hemos leído y releído, vale la pena redirigir la luz del foco al sexto jugador en salario pero puede que primero en importancia si logra evitar la enfermería.
Brandon Miller, un tweener multifacético que amenazó con disputarle el ROY a Victor Wembanyama y Chet Holmgren (y casi lo logró por momentos), y que el curso pasado sufrió un frenazo que no debería impedirle retomar la buena línea y erigirse, en su tercer año en la NBA, en el jugador total que debe ser.
Zach Lowe no sólo confía, sino que fía todo el éxito (y fracaso) del próximo lustro en Charlotte a que Miller se transforme en todo un All-Star. Nosotros no vamos tan lejos pero sí: Miller es nuestro pony.
El pronóstico de nbamaniacs
¡Y aquí estamos de nuevo! Dispuestos a tropezarnos con una vieja piedra conocida. Los Charlotte Hornets (piscina vacía, allá vamos) mejorarán ostensiblemente esta temporada y pelearán por el play-in. También consecuencia de que el Este estará más barato por la zona media y puedan permitirse coquetear con la irregularidad sin volver a entregarse al precoz deseo del tanking.
Deben ir a morir, sí o sí, a por esas 40 victorias. Pero con 35 (serían dieciséis más que la anterior), la temporada ya se consideraría un éxito.
Próximo equipo: New Orleans Pelicans. Anterior equipo: Washington Wizards.
(Fotografía de portada: Candice Ward-Imagn Images)