Así es. Según informa Adrian Wojnarowski de ESPN, se espera que Carmelo Anthony parta como jugador de banquillo en la rotación de Houston Rockets, un cambio drástica en la que hasta ahora ha sido una carrera de 15 años y 1.504 partidos de titular; es decir, todos los que ha disputado como profesional.
Esta decisión de Mike D’Antoni no sorprende por su encaje en el equipo, ya que verle como líder de la segunda unidad tiene mucha lógica, sino porque hasta la fecha Melo nunca se había ni planteado tal posibilidad. Hace un año, cuando llegó a los Thunder, le preguntaron y se río. Al acabar el curso, y pese a su flojo rendimiento, aseguró que esa opción seguía sin existir. Entonces… ¿Qué ha cambiado?
Puede que su mentalidad. Pasar de ser jugador franquicia a tercera o cuarta opción no es sencillo, por lo que su campaña en Oklahoma se puede entender como de cierta aclimatación. Ahora, tras aceptar salir vía buyout, algo que él mismo asemejaba a una carrera casi acabada, y teniendo por delante a dos jugadores que respeta como Chris Paul y James Harden, dicha apreciación ha podido cambiar en favor de un bien colectivo mayor: el anillo.
Ajuste acertado
Hace años era poco menos que un sacrilegio hablar de Carmelo siendo suplente, pero las cosas han cambiado. Los Rockets, que se quedaron a un partido de eliminar a Golden State en las Finales de Conferencia de la temporada 2017-18, encontraron su perfección ofensiva con Paul y Harden compartiendo el mando. Intentar encajar a Carmelo, un jugador que también necesita el balón en sus manos, es un reto que no deberían tomar. Verlo como primer espada del banquillo es otra historia. En ese escenario, con espacio y responsabilidad a sus espaldas, podría brillar a la vez que complica la vida a sus rivales.