Un año fuera, sin ni un equipo en su hoja de servicios. Eso es lo que vivió Kendrick Perkins durante la 2016/17, después de 13 campañas como profesional, casi 800 partidos de Temporada Regular y un anillo de campeón, en 2008, con los Celtics, donde Perkins fue pieza importante en su consecución.
Sin embargo, tras jugar 37 duelos con los Pelicans en la 2015/16, Perkins se quedó sin trabajo. Y vio la NBA en casa, en el paro laboral. Ahora busca regresar, que alguna franquicia le otorgue un sitio en algún training camp. “He estado trabajando en mantener mi peso bajo, en hacer todo el trabajo de cardio que necesito, en estar en buena forma”, apuntó el interior al Boston Globe, en una entrevista con el periódico durante la estancia del jugador en Las Vegas.
“Voy a hacer todo lo que pueda, me siento bien. Sólo espero mi oportunidad. He cambiado mi dieta, trabajado en mi velocidad y en intentar ser mejor. Hay 30 equipos ahí y simplemente busco una oportunidad. Si llega, lo dejaré todo en manos de Dios”.
Cura de humildad
La falta de interés por su figura en el pasado mercado veraniego de 2016 condujo a Perkins a tener un año en blanco. Estar parado tanto tiempo reavivó su gusto por el baloncesto y renovó sus ganas de jugar. “Estás sentado, esperando un trabajo, que es lo que quieres y no estar en casa. No me encontraba preparado para esto en este momento de mi vida. Creo que fue una situación muy humilde para mí. Me hizo darme cuenta de que nada está garantizado”.