Milwaukee Bucks despidió a Jason Kidd, quien poco antes había recibido la llamada de la principal estrella del equipo, Giannis Antetokounmpo, para mostrarle todo su apoyo y ofrecerse a mediar para que la franquicia de Wisconsin diese marcha atrás en una decisión que por entonces nadie conocía. El técnico le dijo ‘no’.
Que rechazase la ayuda del griego es normal. Si no te quieren en un sitio de nada sirve forzar la situación, ya que solo conseguiría poner en un compromiso a diferentes personas para que todo acabara igual, con su adiós. Pero, ¿y si el propio Kidd no tenía interés en seguir?
Según fuentes manejadas por el periodista local Gery Woelfel de The Journal Times, la pérdida de peso en las decisiones de la organización coincidieron con otro hecho: Jason Kidd quería salir de Milwaukee y estaba interesado en hacerse con el puesto de entrenador jefe en Phoenix Suns.
Los motivos que habrían llevado al ahora entrenador en paro a deslizar este pensamiento no quedan claros. Según el citado medio, algunos han comentado que estaba paranoico pensando que lo iban a despedir, otros señalan que usaba la situación para firmar un nuevo contrato, y los últimos que simplemente no le gustaba Milwaukee como ciudad.
¿Tiene lógica?
Echando un ojo a la actualidad de los Bucks, en camino de tener un equipo que luche por todo, y poniendo otro en la de los Suns, inmersos en una reconstrucción que aún desconocemos si obtendrá sus frutos, carecería de sentido que Kidd quisiera irse. Sin embargo, hay que poner sobre la mesa otras cartas. La primera es que en estos momentos Phoenix tiene a Jay Triano como entrenador interino; es decir, la puerta está abierta. La segunda que Kidd jugó cinco años en los Suns, por lo que existe cierta vinculación emocional. En cualquier caso parece difícil verle forzar su salida de un puesto seguro para buscar uno en el aire.