Las intenciones de Kyrie Irving de abandonar sí o sí los Cavaliers, desde que anunciara su decisión a mediados de julio, iban a ser llevadas hasta las últimas consecuencias por el base. Así, según informa ESPN, el ya nuevo jugador de los Celtics no deseaba bajo ningún concepto ser parte de la pretemporada de Cleveland y había comunicado a la franquicia su deseo de no acudir al training camp.
Irving no quería que ocurriera lo que pasó con ejemplos como el de Kobe Bryant, quien en 2007 pidió su salida de los Lakers para luego permanecer en la entidad angelina el resto de su carrera. Sin embargo, el nº 1 del Draft de 2011, tenía el firme propósito de que el paso dado para abandonar Ohio y emprender una vida deportiva en otro lugar diferente fuera definitivo.
Nunca se trató de un brindis al sol, de una maniobra para explorar qué opciones existían y tener entre manos la posibilidad de permanecer. No, Irving buscaba nuevos aires sí o sí y no había marcha atrás.
El retraso, vana esperanza
Algunos compañeros de Irving, según señala ESPN, llegaron a confiar en que las cosas se podían encauzar llegado el mes de septiembre. La demora de prácticamente mes y medio entre el momento en que Irving anunció sus deseos de irse y el traspaso oficial a Boston, a cambio de Isaiah Thomas, fue un punto de apoyo en las esperanzas de algunos sectores del vestuario de los Cavs. “Tenía la esperanza de que pudiera liderar un equipo. Ver lo que era capaz con toda una franquicia a sus espaldas”, apuntaron algunas voces de los Cavaliers a ESPN.
Sin embargo, esa retraso en fructificar el cambio de Irving por otras piezas vino motivado por las pocas ganas de precipitarse que tenían Dan Gilbert y compañía. Los directivos de Cleveland habían puesto el ojo en Boston como uno de los mejores equipos para trabajar en un acuerdo de traspaso, pero hechos como la negativa de Danny Ainge de desprenderse de Jayson Tatum, dilataron más las negociaciones.