La NBA inicia un programa para que los jugadores ‘high school’ lleguen a la G League

Desde 2005, cuando el mandamás David Stern trataba de reducir el aura de liga ciertamente macarra que acompañaba a la NBA, la competición no contempla jugadores llegados directamente desde el instituto (high school). La fórmula aplicada por tantos talentos como LeBron James, Kobe Bryant, Dwight Howard, Tracy McGrady y un largo etcétera de precoces superdotados ya no sería (ni es) permitida y habría que pasar al menos un año por la universidad (o por el extranjero) para poder aterrizar en la mejor liga de baloncesto del mundo. La legislación anti-adolescentes se mantiene en vigor en la actualidad y aunque hay visos de que puede cambiar en el futuro, de momento no se antojan ediciones radicales. No se suprimirá directamente la edad mínima (19 años) para jugar en la liga; pero sí se quiere innovar con ligeros saltos hacia delante. Como el que el periodista Adrian Wojnarowski (ESPN) adelantó la pasada semana y por el que la NBA pretende que jóvenes promesas de instituto jueguen en la G League y no en la universidad.

Hasta el momento, la ruta más empleada por los proyectos mejor considerados que salen del instituto es la del one&done, permanecer un año en la universidad para después cambiar las aulas por los vestuarios más lujosos de todo el país. De esa forma, se madura un poco más la vocación personal y profesional de los jugadores antes del profesionalismo y se cumple con la prohibición de entrar en la NBA en el primer año natural de universidad.

La NBA, no obstante, va a testar una nueva fórmula de transición hacia el salto profesional, una nueva vía para que los jóvenes talentos que pasen por la G League (liga de desarrollo) en lugar de por la universidad en su año de transición.

El rechazo a la universidad no conlleva una desestimación plena a los conocimientos que ésta dota al jugador antes de jugar en la NBA, pues la liga acompañara su programa de transición en la G League con sistemas de tutoría, formación personal y enseñanza básica al jugador que después quiere jugar con los mejores.

Para desarrollar tal programa, informaba Wojnarowski, la NBA escogió al exjugador Rod Strickland (17 años como profesional), que será encargado de monitorizar los casos de mayor potencial para intentar que acepten jugar en la liga de desarrollo en lugar de pasar por la NCAA.

Dicha opción estaría acompañada de un contrato de 125.000 dólares por cinco meses de competición en la G League.

Escándalos de pagos en la NCAA

Cualquier cantidad percibida contraviene las políticas de jugadores universitarios (y del deporte amateur en Estados Unidos) de no recibir ningún tipo de remuneración, pero dado que no se trata de la NCAA sino de la liga de desarrollo (una competición profesional en cierta manera) la remuneración no se consideraría una práctica ilegal.

Se trata de un programa experimental de la NBA que verá su primera edición completa la temporada que viene (2019-20), por lo que los talentos adolescentes que ahora mismo están ante su último año de instituto resultarán los primeros en llegar a la G League directamente desde la educación básica.

Con esta iniciativa, la NBA pretende poco a poco variar el curso natural de los jugadores desde su etapa high school a la NCAA y después al profesionalismo.

Y qué duda cabe que esta es una medida también para intentar poner cerco a escándalos como el que salpicó la NCAA hace aproximadamente un año. Recordemos que el FBI descubrió pagos de grandes cantidades a jugadores (y a las familias de ellos) universitarios que en ese momento disputaban la competición colegial. Con su nuevo programa, la NBA tratará de poner remedio al vacío legal de que los jugadores en ciclo universitario no puedan cobrar ninguna cantidad pero sí lo hagan realmente (de manera extraoficial); con ese tipo de prácticas fraudulentas se quebranta la legalidad del deporte amateur en Estados Unidos pero el escándalo del año pasado destapó que se trata de una costumbre demasiado habitual, para nada un hecho aislado.

Nombres como los de Markelle Fultz, Kyle Kuzma, Dennis Smith Jr. o Bam Adebayo fueron (solo) algunos de los que aparecieron en los documentos que intervino el FBI. Todos ellos y muchos más antes pasaron por la universidad y recibieron pagos subterráneos. Y la NBA trata de empezar a dar solución a este vacío legal. De hecho, la mayoría de jugadores profesionales se manifestaron a favor de que el sistema cambiase de alguna manera, permitiendo a los jugadores de la NCAA tener ingresos por alguna parte.

«Con todo lo que generan, es un sistema injusto. Todo el mundo sabe que se paga. Hay muchas maneras de hacerlo. Será mejor que se legalizara», decía un Lonzo Ball que ya estaba en los Lakers y había dejado UCLA hacía unos meses.

«Hay mucha hipocresía en esto. No puedes controlar a tu agente, puedes dejarlo a un lado pero el sistema está institucionalizado. La Final Four (final del campeonato anual en la NCAA) es uno de los mayores acontecimientos del mundo y los jugadores no reciben ni un centavo por ello. No me parece que esté bien», alegaba por su parte Kevin Durant, que, en su día, fue alumno de la universidad de Texas.

Fotografía de portada de Lachlan Cunningham/Getty Images


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