Si alguien tiene que pensar en cómo era (o es) la relación profesional entre LeBron James y Kyrie Irving, y si simplemente nos fijamos en lo ocurrido, casi todo el mundo usaría la palabra “mala” para definirla. Pero si bajamos de la nube de lo general y nos centramos en lo concreto de los detalles, se pueden extraer muchas más lecturas que resultan de interés para entender cómo se ha ido desarmando el núcleo duro que se había conformado en los Cavaliers.
Según una información de Cleveland.com, cuando Irving pidió sí o sí ser traspasado el pasado julio, las noticias le llegaron rápidamente a LeBron James. El alero, que se encontraba de vacaciones con su familia, se enfadó porque la petición de Irving, más allá de desarbolar al equipo, ponía como excusa principal las desavenencias con el mismo LeBron.
En el seno de la franquicia se conocía la desgastada relación entre ambos jugadores, en especial por parte de Irving, quien se había cansado de vivir a la sombra de LeBron y tener que jugar en un equipo en el que parecía que todo lo que había que hacer venía dado por la opinión del alero.
Aunque parezca que LeBron se dejó llevar por el enfado inicial y vio bien que los dirigentes del equipo accediesen a traspasar a Irving, lo cierto es que el jugador pidió a los despachos que no hicieran ese movimiento, prometiendo que limaría la relación con el base y que lograrían volver al equilibrio que les había dado el anillo un año antes.
La negativa de Irving
Cuando a Irving se le comentó la posibilidad de intentar continuar en Cleveland, el jugador optó por la vía dura: si no hay traspaso, me opero y me pierdo una buena cantidad de partidos; es decir, que los Cavs se arriesgaban a perder al jugador sin obtener nada a cambio e incluso a riesgo de bajar su valor de mercado.
Irving necesita pasar por quirófano como seguimiento al procedimiento al que ya se sometió durante las Finales de 2015 para sanar su rodilla. Este farol (¿) no fue seguido por los Cavaliers, que decidieron no arriesgarse y traspasarle, dando por sentado que la relación con LeBron era del todo irreparable.
Por terminar esta historia, cuando se le explicó a LeBron la negativa de Irving y la decisión final de traspasarle, este se pilló un buen enfado.