Nico Harrison –y parafraseando a The Big Short— fue a los Dallas Mavericks lo que los CDO sintéticos a la economía mundial en 2008: «la bomba atómica con el presidente borracho sosteniendo el dedo sobre el botón».
Pero su marcha no implica, ni mucho menos, el final de la crisis; ahora toca salir de ella. Y una de las opciones pasa por hacer volar por los aires lo mejor del legado que Harrison dejó: Anthony Davis.
Su despido fue el autolavado de cara de la familia Adelson, aprovechando la mala racha inicial de resultados de los Dallas Mavericks en este arranque de temporada. Harrison, desde luego, debió ser fulminado la misma noche del traspaso de Luka Doncic, pero al contar con la bendición de Miriam Adelson, hacerlo hubiese sido como despedir a Sam Presti tras ganar el anillo.
Volviendo al presente, dos de las razones principales del récord actual de los Mavs (4-11, antepenúltimos de Conferencia) es, por un lado, la baja a largo plazo de Kyrie Irving y, por otro, la de Davis, que no es ni larga ni media ni corta; simplemente ha vuelto a su típica condición de fijo-discontinuo.
En lo que va de campaña, las recurrentes lesiones no le han dejado disputar más que cinco de los quince partidos posibles. Y aunque con la plantilla al completo los pronósticos de la temporada baja situaban a los tejanos compitiendo por la zona alta del Oeste, no parece que vayan a tener la paciencia suficiente para ver si eso puede ocurrir en un contexto idílico –y cada vez más lejano si hacemos caso a este último tuit de debajo– en el que sus dos máximas estrellas regresan a las pistas rebosantes de salud.
Kyrie Irving is reportedly making great progress on the court, but his return this season is in question because of ‘other reasons,’ per @BannedMacMahon pic.twitter.com/K8pkIA3gjQ
— NBACentral (@TheDunkCentral) November 19, 2025
Así, con Harrison fuera, en Dallas buscarían demoler la casa casi hasta los cimientos, y empezar directamente desde cero con Cooper Flagg como eje central. Según Tim MacMahon (ESPN), varias fuentes de los Mavericks confirman que el equipo “explorará el mercado” para traspasar a Davis antes del cierre de la ventana invernal, en el mes de febrero. La operación, en cualquier caso, no sería sencilla: si bien en Dallas renuncian de antemano a recuperar algo que se acerque al valor que pagaron por Davis, tampoco lo regalarán a cualquier precio.
Y eso pasa, en primer lugar, por que el ala-pívot vuelva a jugar de manera continuada y muestre un nivel cercano al que lo ha llevado a ser All-Star hasta en diez ocasiones. Su última lesión en el gemelo lo ha alejado de las pistas por varias semanas, y su historial físico será un factor que hará negociar su precio en cualquier negociación. Hablamos, no obstante, de un jugador de 32 años con la capacidad de impactar de inmediato en cualquier proyecto en el que aterrice. Que lo haga en el parquet o en la enfermería, es otro cantar.
¿Qué equipos estarían dispuestos a picar por La Ceja?
Hipotetizando sobre posibles interesados (y según Robby Kalland de CBS Sports) en primera línea figurarían los Golden State Warriors. Con Stephen Curry y Jimmy Butler en la plantilla, la ventana es real pero extremadamente caduca. Añadir a Davis supondría juntar un tridente veterano que, de mantenerse sano, sonaría lo bastante temible como para incluirlos en la terna de candidatos por el anillo.
Para Dallas, un escenario así podría significar la llegada de, entre otros, Jonathan Kuminga, encajando con el nuevo enfoque orientado al desarrollo junto a Flagg y el lento cocinado de los Mavericks del futuro.





