La temporada de los Utah Jazz está siendo especialmente preocupante. No tanto por el récord que recopilan —lo cual se esperaba, con el premio de Cooper Flagg en el horizonte— ni por el juego plasmado en pista, sino por el pobre rendimiento que están mostrando los novatos.
Los dos picks de primera ronda del último draft, Cody Williams e Isaiah Collier, seleccionados, respectivamente, en las posiciones 10 y 29, no están cumpliendo con las expectativas marcadas dentro del contexto que supone ser un jugador de primer año.
La ineficiencia en Williams en ataque y las pérdidas de balón y poca consistencia en el tiro de Collier empiezan a preocupar al cuerpo técnico dirigido por Will Hardy. De hecho, la estadística avanzada refuerza esta creencia: 332 jugadores han disputado al menos 200 minutos esta campaña, según el medio The Athletic. Y ambos novatos ocupan los últimos dos puestos en PER y Box Plus/Minus entre todos ellos, dos estadísticas que miden con cierta garantía el rendimiento general en pista de un jugador.
Williams está siendo ineficaz desde el perímetro, carece de recursos para producir en estático y le falta fuerza para finalizar cerca del aro. Esto se traduce en unos escasos 8,0 puntos anotados por cada 100 posesiones. Por su parte, Collier presenta una tasa de pérdidas del 36,1%. De cerrar la temporada con este registro, sería el peor dato en los últimos 40 años para cualquier jugador de la NBA que no sea pívot.
Es cierto que apenas se ha superado el primer tercio del curso y que algunos jugadores precisan de varias campañas de cocción a fuego lento antes de asentarse en la NBA. El problema es que ninguno de los jóvenes reclutados por los Jazz en los últimos tres años —desde la salida de Donovan Mitchell y Rudy Gobert— ha protagonizado un desarrollo significativo como para dar por seguro que formarán parte del proyecto en el medio plazo. ¿Han seleccionado mal en Utah o el cuerpo técnico no está sabiendo desarrollar a los chavales?
Ochai Agbaji fue traspasado a Toronto —donde es titular—, numerosos rumores comerciales rodean a Walker Kessler, el rendimiento de Keyonte George tampoco convence en la franquicia y las tres selecciones del pasado draft han tenido que pasar por la G-League. Sin duda, un panorama desalentador para una franquicia como los Jazz, cuyos proyectos siempre se han construido desde el draft.
(Fotografía de portada de Soobum Im-Imagn Images)
