Se acabó la luna de miel en New York. El inmaculado 5-0 que acompañó a la llegada de O.G. Anunoby ha dejado paso a dos derrotas en tres partidos de los Knicks. La última de ellas, ante Orlando Magic, especialmente preocupante (aunque sin Jalen Brunson). Esto ha llamado la atención de la gerencia, que comprende que aún queda trabajo por hacer para confeccionar un equipo que aspire a colarse en la nobleza del Este. ¿El más señalado para acabar saliendo? Quentin Grimes.
Aunque en el imaginario colectivo sea Julius Randle la pieza más prescindible del núcleo duro (a pesar de su buen nivel actual), su mercado es casi inexistente. Demasiado bueno para venderle por poca cosa y demasiado controvertido para hacer una apuesta seria por él. Grimes, por su parte, seguramente tenga quien quiera pescar en aguas revueltas. El jugador ya se ha quejado en alguna ocasión de su rol en los planes de Thobodeau. Y, pese a ser un jugador importante en la rotación, parece siempre quedar relegado a tareas en la sombra con las que no termina de estar cómodo. Donte DiVincenzo o Josh Hart parten con ventaja sobre él.
Mercado limitado
El pasado verano, el club ejerció la opción de renovación de su contrato rookie hasta 2025. Lo que le mantiene en unas cifras salariales muy interesantes. De todas formas, no parece haber objetivos en el mercado que puedan mejorar sustancialmente al equipo con Grimes y elecciones de draft como principal moneda de cambio. De momento, no parecen existir equipos interesados.
Según apunta Fred Katz desde The Athletic, los Knicks estarían buscando otro manejador de balón para suplir la salida de Quickley y las ausencias de Brunson. Malcolm Brogdon, Jordan Clarkson, Terry Rozier, Collin Sexton, T.J. McConnel o Bruce Brown son algunos de los nombres que el periodista pone como ejemplo.
(Fotografía de portada de Maddie Meyer/Getty Images)