Jalen Green está inmerso en la que seguramente sea la mejor racha de juego de su carrera. Los Rockets llevan ocho victorias seguidas, nueve en los últimos diez y solo están a un partido de diferencia de los Golden State Warriors, que ocupan la última plaza del plaay-in. Sin embargo, no todo ha sido color de rosas esta temporada. Ni siquiera para Jalen Green quien, según apunta Shams Charania, fue ofrecido como moneda de cambio el pasado febrero a los Brooklyn Nets para hacerse con Mikal Bridges.
Junto al escolta, los Rockets pusieron sobre la mesa varias elecciones de primera ronda. Desde Brooklyn se mantuvieron firmes en su idea de construir un proyecto alrededor del alero. Con Jalen Green el problema nunca fue el atlento potencial, sino la inconsistencia. Los Rockets hicieron una gran apuesta el pasado verano por jugadores como Fred VanVleet y Dillon Brooks. La intención era competir por puestos de postemporada y los resultados arrojaban dudas sobre la viabilidad de Green como segunda espada.
Alperen Sengün, lesionado lo que queda de temporada, ha vivido su temporada de irrupción. Pero representa un baloncesto casi contrario al del joven escolta. De media cancha, ritmo lento y solidaridad. Green disfruta del campo abierto, el caos y tiende más al individualismo. Ahora el reto de Houston está en mantener la actual versión del exterior y acomodarla lo máximo posible a la del pívot turco. O, quizás, intenten volver a llamar a otra puerta tras esta revalorización.
(Fotografía de portada de Al Bello/Getty Images)