No corre demasiado el aire en las cuentas de los Oklahoma City Thunder. La franquicia que dirige Sam Presti tiene comprometido mayor número de millones para el curso que viene de lo que ya contempló en el presente 2018-19; y no es que en el año deportivo que está cerca de expirar se hayan rascado poco el bolsillo: según estimaciones, su pago en salarios era cercano a los 140 millones de dólares y el gasto total de la temporada, (sumando impuesto de lujo) alrededor de los 200. Un dispendio disparatado teniendo en cuenta que el equipo que dirige Billy Donovan se quedó en la primera ronda de los playoffs y que el límite salarial ha estado fijado en 102 millones…
Algo tienen que hacer (cambiar) este verano en Oklahoma, pese a que su margen de maniobra es escaso. Mucho.
Así, los Thunder están decididos a traspasar su elección número 21 del próximo Draft si así consiguen liberar un tímido puñado de lastre salarial, tal como pudo hacerse eco el periodista Shams Charania (The Athletic).
O sea, que Presti está pensando en entregar una ronda medio-baja a cambio de que la franquicia destino en cuestión acepte ‘tragar’ algún contrato que afloje la soga que los Thunder tienen al cuello en salarios.
Los salarios de OKC
Oklahoma posee contratos muy pesados depositados en Russell Westbrook (38,5 millones como salario el curso que viene) y Paul George (33), pero se antoja muy complicado que vayan a intentar la salida de cualquiera de los dos. Sí podrían mercadear con las nóminas de Steven Adams (25,8) Dennis Schroder (15,5), Andre Roberson (10,7) o Jerami Grant (9,3) o Patrick Patterson (5,7), que conforman la segunda y tercera unidad de jugadores mejor pagados de la plantilla de los Thunder.
El proyecto afincado en Oklahoma era y es ambicioso desde que en 2017 adquiriesen a Paul George y Carmelo Anthony. La apuesta de la franquicia era máxima además con la renovación de Westbrook por el máximos de máximos, pero dos años después de aquello, el equipo no ha podido superar una sola ronda de playoffs.
Se desean y precisan, pues, cambios; el problema reside en que el margen de maniobra para acometer dicha edición es muy escaso.
(Fotografía de portada: Cooper Neill/Getty Images)