Aún no hemos visto el desenlace, pero el guion está escrito. Tras una larga y complicada digestión que comenzó con un primer bocado repleto de ilusión en 2019, New Orleans Pelicans está listo para dar carpetazo a su ‘romance’ con Zion Williamson, uno marcado de manera casi cruenta por una cadena de lesiones que ha terminado por convertir lo que debía ser un talento generacional en otro del que prácticamente huir. Y no, no sorprende que Brett Siegel de ClutchPoints destape que su equipo está dispuesto a aceptar «la primera oferta decente y razonable» que llegue.
No se trata de ser duros, pero sí de entender hasta qué punto los de Luisiana están decepcionados. Cuando eligieron a Zion con el número 1 del draft se daba por hecho que no solo sería su jugador franquicia, sino uno que les podía llevar a lo más alto de la NBA. Por materia prima esa era la ruta marcada, pero el físico de este chico de Carolina del Norte tenía otros planes, incluida una temporada en blanco (2021-22).
Así es. En sus cinco primeros años en la Liga disputó un total de 184 partidos, lo cual nos lleva a una media de 36,8. Antes del final de ese recorrido los Pelicans ya tenían claro que había un serio problema; tanto es así que le firmaron una extensión repleta de cláusulas por rendimientos y partidos disponibles. Sin embargo, de poco ha servido, ya que Zion no es que no quiera jugar, es que su físico se lo impide en demasiadas ocasiones como para ser pieza esencial de un proyecto.
De cara al curso que vivimos en el presente se repitió la historia de tantos años. Llega el verano, se habla de que Zion ha perdido peso, de que está mejor que nunca, de que ha preparado su cuerpo para la alta exigencia de la NBA. Es más de lo mismo, ya que cuando llega la hora de la verdad apenas tarda unos partidos en verse obligado a parar. Más claro: en mes y medio de competición lleva ya dos lesiones y en estos momentos no está apto para jugar.
El destino de Zion Williamson
Ahí está la clave de todo. Los Pelicans están listos para dar el paso de prescindir de sus servicios, pero está muy por ver que algún equipo apueste con una oferta interesante por el ala-pívot. Si pudiese jugar con asiduidad no habría dudas, pero es que lo que parece certificado es justo lo contrario. Puestos a imaginar, podría arriesgarse alguna franquicia con nada que perder, caso de unos Sacramento Kings o quizás los Clippers. Lo único claro es que en Luisiana ya no confían en él y no se les puede culpar por ello.
(Fotografía de Jerome Miron-Imagn Images)





