Aron Baynes ha pasado de competir por lo máximo, por las Finales del Este o por estar cerca de las Finales de la NBA, a marcharse a Arizona para paladear con Phoenix la dureza del Oeste y de una franquicia sin opciones de copiar los mismos resultados que los Celtics. Al menos a corto plazo.
Sin ‘buyout’
El pívot australiano fue traspasado en la noche del Draft de Boston a los Suns a cambio de una primera ronda de Draft de 2020 y ahora, en Phoenix, según diversas fuentes, no tienen pensado prescindir del center. No habrá buyout ni nada similar, ya que la intención de la franquicia es que Baynes cumpla el curso de contrato que le queda, a razón de 5,4 millones de dólares, y que sea un pívot de rotación importante.
Baynes había usado días antes de su traspaso la player option de su contrato para seguir vinculado un curso más a ese acuerdo y evitar así salir a la agencia libre. Lo hizo, según informaba el periodista Keith Smith, porque Danny Ainge le dijo que no habría intención de traspasarlo y que si finalmente salía del equipo, le buscarían un equipo contender.
Como ven, nada de eso se ha cumplido y ahora Baynes jugará en Phoenix, en su cuarto plantel desde que debutara en la NBA en 2012. Baynes vuelve al Oeste, donde se estrenó con San Antonio y donde ganó en anillo de 2014. Luego jugó en los Pistons y desde la 2017-18 lo había hecho en unos Celtics a los que el futuro de Kyrie Irving y de Al Horford, ambos parece lejos ya del TD Garden, está complicando sobremanera este mes de junio. Y Baynes ha sido una víctima de todo eso, porque en Boston necesitan espacio salarial. Negocios.
(Fotografía de portada: Maddie Meyer/Getty Images)