No lo ha afirmado ningún traumatólogo ni profesional de la fisioterapia, sino un ojeador bien atento, en base a sus sensaciones en primerísima persona.
Jayson Tatum ha pasado por el CP3 Elite Camp de Chris Paul, en Las Vegas, donde se le capturó –sonriente– junto a su gran amigo Amile Jefferson, ex jugador y actual asistente de Joe Mazzulla. Y aunque el evento estaba centrado en los jóvenes jugadores de instituto y universidad, la noticia la acapara un jugador que por ahora no corre, pero tampoco necesita muletas.
La estrella de los Celtics sufrió una rotura del tendón de Aquiles izquierdo en los instantes finales del Game 4 de las Semifinales del Este ante los Knicks. Al día siguiente de la rotura, sin dilaciones, era operado en la misma ciudad de Nueva York.
Hasta la fecha no se ha facilitado ningún calendario oficial ni oficioso con una posible fecha de regreso, pero si la recuperación continúa sin contratiempos y al vertiginoso ritmo actual, no se descarta que pueda estar en condiciones de reincorporarse al equipo en el tramo final de la temporada regular.
Otra cosa es que ‘convenga’ hacerlo en la que se presume una campaña de transición antes de intentar un nuevo asalto al título.
En paralelo, los Indiana Pacers ya anunciaron que Tyrese Haliburton sí se perderá toda la campaña 2025/26 tras sufrir un desgarro similar en el séptimo partido de las Finales, más de un mes después del de Tatum. Eligen el camino de la máxima cautela.
“Se movía realmente bien”
Quienes estuvieron observándolo en Las Vegas se mostraron optimistas con la imagen que proyectaba el alero.
«Se movía realmente bien» comentó el susodicho ojeador en una conversación telefónica con Heavy Sports. «Quizás tenía una leve cojera o algo así, pero lo que más me sorprendió fue que no llevaba ninguna bota ortopédica».
«No soy médico, pero he visto a jugadores recuperarse de desgarros del Aquiles, y él parecía muy adelantado. Me sorprendió bastante lo bien que se movía. No tengo ni idea de lo que eso implica en cuanto a plazos para volver, pero seguro que tanto él como el equipo médico de los Celtics tienen ya un plan definido, y se asegurarán de que esté listo cuando toque. Pero ahora mismo luce muy bien. Claro que no estuvo corriendo ni trotando, pero físicamente se le ve en forma y no tuvo problemas para participar en el campamento».
Otros casos de Aquiles en la NBA
En los 15 últimos años, con los progresos médicos cada día más avanzados, no faltan los ejemplos de jugadores que han vuelto a jugar tras una lesión prácticamente lapidaria en otra época.
Ahora la mayoría tienen una segunda oportunidad, aunque la recuperación no siempre es completa o cercana a lo ideal para los niveles de exigencia física que demanda de la NBA.
- Kobe Bryant, 34 años (2013): volvió a jugar a los 8 meses, pero sin ser el mismo. La lesión precipitó su declive.
- Brandon Jennings, 25 años (2015): estuvo fuera 11 meses, y cuando se sintió listo para volver, el tren de la NBA ya se le había escapado para siempre.
- Wesley Matthews, 28 años (2015): también tardó 8 meses, y a su vuelta había perdido parte de su explosividad y consabida defensa.
- DeMarcus Cousins, 27 años (2018): tras 11 meses se vestía nuevamente de corto, no siendo ni la sombra de lo que fue (el mejor center de la NBA por entonces). Como siempre ocurre, esta lesión es mucho más funesta con los big men.
- Kevin Durant, 30 años (2019): regresó tras 17 meses, en parte por precaución extra y por coincidir con el año del COVID. Su caso es, seguramente, el milagro más exitoso que se recuerda.
- Klay Thompson, 30 años (2020): fue un duro proceso de 13 meses (tras recuperarse primero de una rotura de ligamento cruzado). La muñeca no se pierde, pero dejó de ser el fabuloso two-way que brilló en los primeros años de la dinastía dub.
(Fotografía de portada de Vincent Carchietta-Imagn Images)