La resolución del culebrón Kuminga opacó una noticia igual o más importante en los Golden State Warriors. Durante el verano se ha dicho que la franquicia se marca 2027 como punto de inflexión para repensar el proyecto. Pero este podría dar un vuelco en 2026 dependiendo de la decisión que tomen Steve Kerr y Mike Dunleavy.
El técnico, cuatro veces campeón, entra en el último año de su contrato con los Warriors y, según apuntó él mismo, no va a plantearse la renovación hasta que termine el año. «Estoy en un punto donde la confianza que tengo con Mike [Dunleavy] y Joe [Lacob], nos permite esperar a ver dónde estamos a final de temporada para tomar una decisión», dijo ante los medios el entrenador.
«Creo que lo he dicho antes, pero termine cuando termine, lo hará en el mejor de los términos. Si tengo que seguir, seguiré. Si la franquicia debe moverse y buscar a otra persona, solo habrá gratitud y apreciación por mi parte».
Kerr acumula varios años en el disparadero de una parte de la afición de los Warriors. Se le culpa en ciertos sectores de no apostar lo necesario por el núcleo joven o no saber gestionarlo adecuadamente. Además de que sus rotaciones siempre han recibido críticas, incluso en los años dorados. Aun así, es un técnico que se ha ganado el derecho a decidir cuándo irse y que, por su carácter, seguramente no tenga problemas en dar un paso al lado si la franquicia lo considera oportuno.
A los 60 años recién cumplidos, aún debería quedarle cuerda de sobra para seguir entrenando. Aunque cueste verle fuera de los Warriors o lejos de Stephen Curry y compañía.
(Fotografía de portada de David Gonzales-Imagn Images)
