Cuando un premio no te garantiza trabajo

De entre todos los premios individuales que reparte la NBA hay uno de ellos que siempre provoca polémica lo gane quien lo gane, ya que anualmente existen varios candidatos merecedores a esa distinción ateniéndonos puramente a medidas objetivas.

Ese premio es el del ‘Mejor entrenador del año’ en la NBA. Y precisamente su naturaleza tan abierta, tan accesible para muchos de los 30 técnicos que cada año comienzan el curso, es uno de los elementos que ocasionalmente hacen que el galardón pierda algo de prestigio o no se le otorgue tanto valor. Repasemos la lista de ganadores del premio entre 2005 y 2009, un periodo de cinco temporadas relativamente cercano en términos históricos:

  • 2005: Mike D’Antoni, Phoenix Suns.
  • 2006: Avery Johnson, Dallas Mavericks.
  • 2007: Sam Mitchell, Toronto Raptors.
  • 2008: Byron Scott, New Orleans Hornets.
  • 2009: Mike Brown, Cleveland Cavaliers.

Todos tienen una cosa en común: están en el paro y ni les han ofrecido ni les van a ofrecer un puesto en alguno de los banquillos libres en la NBA a corto plazo. Puede que incluso nunca más tengan la oportunidad de volver a la liga como entrenador jefe. Brooklyn, Washington, Minnesota y Los Angeles Lakers ni se han planteado la contratación de esos cinco hombres pese a ser ganadores del premio al mejor entrenador hace menos de una década y en Houston y Sacramento probablemente tampoco se interesen por ellos. De hecho los Kings, una franquicia conocida por sus discutibles decisiones, están en pleno carrusel de entrevistas a técnicos y entre ellos no aparecen D’Antoni, Johnson, Mitchell, Scott o Brown.

Johnson y Brown parecen cosa del pasado en la NBA y Scott y D’Antoni han enterrado parte de su credibilidad en sus últimos trabajos. Mitchell podría tener alguna entrevista en poco tiempo, pero ni su prometedor fin de campaña con los Timberwolves le ha servido para tener la confianza de la directiva de Minnesota. Esta es una prueba de lo mucho que ha cambiado la NBA en los últimos años, poniendo más énfasis e importancia en el juego rápido, el lanzamiento exterior, la analítica, las rotaciones y el smallball. De nuestros cinco protagonistas solo D’Antoni podría encajar en el perfil si obviamos el reparto razonable de minutos entre la plantilla, pero insisto, su rendimiento con Knicks y Lakers no le hizo ningún favor a su currículum.

Es tan impensable que uno de esos cinco hombres pueda volver a ser el líder un banquillo en la NBA a corto plazo que obliga a reflexionar sobre cómo se vota este premio al mejor entrenador. No pasaría nada porque casi todos los años el ganador fuese Gregg Popovich, por ejemplo.


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