Las declaraciones que Chris Bosh realizó ayer en Yahoo Sports generan de manera irremediable un efecto del ‘Día de la Marmota’ en cualquiera que haya seguido su caso. Ya lo hemos vivido y, casi de manera idéntica, ya hemos escuchado lo mismo palabra por palabra.
Han pasado ya dos años y medio desde que unos problemas de coágulos sanguíneos le hiciera tener que dejar, casi de la noche a la mañana, las canchas de la NBA. El jugador nunca tiró la toalla del todo, a pesar de que cada vez que se enfrentaba a un reconocimiento médico, las noticias seguían siendo negativas.
Sin embargo, en la mente del once veces All-Star sigue habiendo un espacio reservado para soñar con una posible vuelta a la liga, sea cual sea el destino. Y aunque Bosh siga expresando su esperanza en este hecho, él mismo es consciente de que, a sus 34 años, el árbol de su carrera profesional ya está dejando caer sus últimas hojas.
“Sí, [volver] es algo que aún sigue en mi mente”, comentó Bosh en dicha entrevista. “Obviamente, si no sucede en febrero… tampoco soy estúpido. Pero sí, aún estoy detrás de ello. Estoy tratando de dejar atrás mi problema y lograr algo. Busco ese reto”.
El gran inconveniente para Bosh es que sus problemas de salud siguen ahí. Él mantiene que los tratamientos que ha seguido han funcionado, pero la realidad es que los médicos de la NBA tienen sus dudas al respecto y son reticentes a darle un OK para ese regreso. En su día, el equipo médico de Miami no quiso tomar el riesgo, tras muchas pruebas de por medio, y parece complicado que otro equipo se lance a ello. Veremos qué acaba sucediendo, como dice Bosh, antes del próximo febrero.