Fue duda hasta prácticamente última hora, pero Giannis Antetokounmpo pudo finalmente disputar el encuentro que medía a sus Bucks frente a Boston en la jornada de Navidad, y desde luego su presencia no fue ni mucho menos indiferente. El griego lideró la victoria de los suyos por 117-113 en un partido loco y con muchas idas y venidas, en el que los de Budenholzer tuvieron que tirar de épica para imponerse a unos mermados Celtics.
El impacto de Giannis no fue inmediato, no obstante, pues su inicio de partido estuvo plagado de problemas. Tras perderse los últimos cinco encuentros debido a los protocolos sanitarios, el heleno sufrió para encontrar su mejor versión en la primera mitad, especialmente debido a la excelente defensa de los visitantes, cuyas largas ayudas y agresividad sobre balón forzó a los Bucks a precipitarse y cometer numerosas pérdidas. Anteto fue uno de los grandes damnificados de esta situación, pues fue sobre él sobre quien más se volcaron los defensores de los Celtics, haciendo que su reencuentro con el Fiserv Forum distase de ser idílico.
Todo lo contrario ocurría en el otro lado de la pista, donde Boston, pese a seguir contando con bajas importantes como las de Horford, Grant Williams o Schröder, desplegó una fantástica versión. La gran circulación de balón y el acierto exterior hicieron a los de Massachusetts dominar con claridad en la primera mitad, en la que llegaron a mandar por hasta 19 puntos comandados por un inspirado Jaylen Brown. El alero anotó en los dos primeros cuartos 19 de sus 25 tantos, y capitaneó los que sin duda fueron los mejores momentos de los suyos.
Tras el descanso, sin embargo, la situación comenzó a cambiar. Los Bucks comenzaron a sentirse más cómodos y a desplegar su juego en transición, lo que permitió a Antetokounmpo empezar a encontrarse y a los suyos reducir distancias. La mayor movilidad sin balón les permitió encontrar más opciones en ataque y su ofensiva comenzó por fin a fluir, lo que les hizo colocarse a un solo punto (83-84) en los compases finales del tercer cuarto y amenazar con una remontada que parecía inminente. Sin embargo, esta no llegó, pues los Celtics capearon el temporal aprovechando el acierto ofensivo de Jayson Tatum, que terminó también con 25 tantos, y la omnipresencia de Payton Pritchard, que sumó en mil facetas y cuajó una de sus mejores actuaciones del curso con 16 puntos, 5 asistencias, 5 rebotes y un trabajo en defensa.
Esta reacción permitió a Boston volver a tomar aire, y, mientras Giannis descansaba en el banquillo, la distancia volvió a crecer hasta un 96-109 que auguraba que el intento de remontada iba a quedar solo en eso. Bundeholzer, no obstante, optó por buscar un último arreón y devolvió al griego a pista con cinco minutos y medio por jugarse y los suyos 13 abajo, esta vez usándolo como center. Y ahí se activó la apisonadora.
Con el heleno de nuevo sobre el parqué y un quinteto que apostaba por el small ball, los Bucks fueron otros. La defensa interior mejoró exponencialmente con Anteto como intimidador, Holiday brilló en la defensa perimetral, y Wesley Matthews apareció con dos triples decisivos, el segundo de los cuales puso a Milwaukee por delante por primera vez en todo el partido con 30 segundos para el final. Los de Wisonsin cerraron el choque con un parcial de 21-4 en el que 12 de dichos puntos fueron de Giannis, quien, tras un inicio muy mejorable fue claramente de menos a más para terminar con 36 tantos, 12 rebotes, 5 asistencias y 2 tapones, uno de ellos en un intento de mate de Robert Williams en la penúltima defensa como guinda a una estelar reaparición.
Middleton y Holiday le apoyaron con 17 puntos cada uno, y el base sacó a relucir sus excelentes habilidades defensivas protagonizando varias acciones clave en el tramo final. Por otro lado, los Bucks recuperaron también a Donte DiVincenzo, que hizo su debut oficial esta temporada tras haber sufrido una lesión durante los pasados playoffs.
(Fotografía de portada: Patrick McDermott/Getty Images)