El inicio de la temporada NBA 2025/26 está cada vez más cerca y comienza a aparecer la expectación. ¿Qué veremos en esta nueva temporada? ¿Cuáles serán los principales puntos de interés del inicio de la competición?
Aquí recopilamos cinco de los grandes interrogantes del comienzo de la regular season. Porque como siempre, la historia completa se escribirá ella sola y la NBA siempre tiene un giro de guion a la vuelta de la esquina.
Llenar el hueco de Fred VanVleet en Houston
Recién salida del horno, la grave lesión de Fred VanVleet pone el acento en una flaqueza de la plantilla de los Houston Rockets que había pasado bajo el radar. El mercado de los texanos, uno de los equipos más activos en traspasos y agencia libre, se basó en sumar tamaño. Tanto en las alas como en el interior. Más allá de nombres y talento, los movimientos de Rafael Stone le daban a Ime Udoka la posibilidad de alinear quintetos larguísimos y de un poder reboteador sin parangón en la liga.
Todo ello a costa de dejar la rotación exterior en manos de VanVleet, Amen Thompson, Reed Sheppard y Aaron Holiday. Sumaron después a Josh Okogie, un guard por tamaño, pero no por estilo de juego (alero defensivo). Aquí aparece la firma de Clint Capela por 6,7 millones para la temporada entrante (y otros dos años de contrato). La cual, a toro pasado, parece prescindible en un equipo que ya cuenta con Alperen Sengün, Steven Adams y Jabari Smith Jr. como comodín al cinco.
Fichar a Capela situó a los Rockets 1,3 millones de dólares por debajo de un primer apron que no pueden superar. Además, buena parte de su plantilla, recién extendida, no puede ser traspasada hasta diciembre. Lo que complica aún más paliar la escasez de exteriores.
VanVleet, que solo ha sido mariscal de cancha cuando Kyle Lowry dejó Toronto, era un base ideal para aliviar la carga creativa que viene arrastrando Kevin Durant en anteriores proyectos. Seguramente, junto a lo defensivo, el gran debe de sus Nets y sus Suns ya sea por confección de plantilla o lesiones. Sin él, cambia totalmente la idea de juego. Houston pierde a un liderazgo, defensa perimetral, tiro y a un gestor del juego que conjugue a Durant y Sengün.
Y ahora mismo, la única solución que aparece en el horizonte para coserlo todo se llama Amen Thompson, quien tendrá que hacer un curso intensivo de aquel base que tiene dentro.
Mike Brown y los New York Knicks
Antes de comenzar el curso, los New York Knicks comparten con los Cleveland Cavaliers el favoritismo a dominar un Este depauperado por las lesiones. Y no en escalones diferentes. Finalmente, el mercado fue más completo de lo esperado y pudieron mantener su núcleo duro intacto mientras han sumado piezas interesantes como Guerschon Yabusele, Jordan Clarckson y, si está de una pieza físicamente, Malcolm Brogdon.
Sin embargo, el gran cambio ha llegado desde el banquillo. El Media Day de los Knicks ha tenido parte de velatorio por Tom Thibodeau. Sobre todo en las figuras de Jalen Brunson y Josh Hart. No tanto en la de Mikal Bridges, al que se le veía una sonrisa entre líneas por el cambio.
Sobre el papel, Mike Brown conserva el acercamiento defensivo de Thibs, siendo su gran especialidad y teniendo un peso mayúsculo en la defensa de la dinastía Warriors desde 2016 a 2022. Y, por otro lado, pone remedio al gran debe de su predecesor.
Thibodeau es especialista en construir bloques duros como el hormigón en base a unos principios muy claros. En la última temporada, se vio obligado a renunciar a su credo defensivo en pos de juntar y dar toda la libertad posible a un quinteto sobrado de talento. Y el equipo fue uno de los ataques más eficientes de la liga. También demostró cintura a la hora de introducir a Mitchell Robinson en lugar de Josh Hart en la alineación titular para construir ventajas de tamaño y kilos ante unos Indiana Pacers mucho más dinámicos con formatos pequeños.
Donde volvió a fallar Thibs, y es un asunto que viene de lejos, es en las lecturas de partido. Sobre todo en momentos finales, donde se encomienda noche tras noche a sagrado. En este caso Jalen Brunson. A Thibs le cuesta meter mano en los planteamientos de partido. Área en la que Brown es especialista. El ex de los Sacramento Kings ha sido uno de los técnicos más intervencionistas de la liga. Uno que no se cansa de cambiar cosas hasta dar con la tecla. En favor de Thibodeau, decir que la plantilla no tenía herramientas suficientes y que Brown va a contar con algo más de fondo de armario.
Ahora bien, querer huir de los dogmas de Thibs, especialmente de su extenuante sistema de rotaciones, puede ser peligroso. Porque los Knicks desde la llegada de Leon Rose y Thibodeau han dado una sensación de inmutable estabilidad. Pero hablamos de una de las organizaciones más volátiles del planeta. Esto ya supone un aliciente mayúsculo para ver cómo se desarrolla la temporada en la Gran Manzana. Aunque con una de las mejores plantillas del planeta, el margen de catástrofe es mayor.
El gran misterio de Yang Hansen
De todos los rookies de una clase que pinta a excepcional, ninguno tan enigmático como Yang Hansen. Existe Cooper Flagg y perfiles tan interesantes como Collin Murray-Boyles. Pero no son un talento chino que llega proyectado como pick de segunda ronda y se acaba colando como número 16 del Draft. Más aún cuando los Portland Trail Blazers ya contaban con Donovan Clingan como interior de futuro.
Primero, un poco de contexto. Hansen acumula ya dos años jugando a nivel profesional en la Chinese Basketball Association. La liga china, vaya. En su periplo en los Qingdao Eagles ha jugado un total de 96 partidos, promediando 16 puntos, 10 rebotes, 3 asistencias, 2 tapones, 58% en tiros de campo y un 33% en triples durante la última temporada.
Hansen llegó a la antesala del Draft como un prospect de nicho. Incluso Javier Molero, especialista en talentos exóticos, presentó al chino como una curiosa rareza cuando se pasó por el podcast de nbamaniacs como previa del Draft 2025. En esos círculos se empezó a acunar el apelativo que ya se utiliza de manera amplia: el Jokic chino. Un atajo sencillo para cualquier grande que pase el balón de forma vistosa y tenga una nacionalidad que se salga de la norma.
Hansen es intrigante por dos cosas:
- Es el tipo de jugador que, estando en cancha, va a necesitar que el juego pase por él para tener cierto impacto.
- Es una oportunidad perfecta para que la NBA vuelva a abordar a China como su gran mercado internacional después de que las relaciones se deteriorasen a raíz del incidente Daryl Morey-Hong Kong en 2019.
El primer punto es simple. Hay ganas de ver por qué los Blazers se han enamorado de Hansen, aunque ya se vieron destellos en la pasada Summer League. Tiene pinta de ser de ese tipo de jugadores cuyos highligts a final de año intuyan un talento inmenso aunque no termine de romper a jugar en su curso rookie.
Lo segundo es más intrincado. Este verano hemos visto cómo China sigue siendo un incipiente mercado para la NBA. Las visitas de Nikola Jokic, LeBron James o James Harden (ya acostumbrado a hacer un viaje anual al país) muestran la pasión del aficionado chino por las grandes estrellas en particular y la liga en general. Pero para que eso se traduzca en beneficios para la NBA, las relaciones institucionales y mediáticas (que en el caso de China son primas hermanas) deben ser prósperas.
China llegó a vetar cualquier retransmisión y acuerdo promocional con la NBA, lo que le costó cientos de millones a la liga estadounidense. Ahora, con los partidos habiendo vuelto de forma paulatina a la televisión china en los últimos cinco años, es el momento ideal para volver a sembrar acuerdos. Y Hansen es clave en ello como ya lo fue Yao Ming o, en menor medida, Jeremy Lin. El nuevo pívot de los Blazers es un producto puramente extranjero, que acude a ruedas de prensa con intérprete. Un caballo de Troya perfecto para abordar al gigante asiático de nuevo.
Kike García escribió sobre esto en su espacio de Substack: NBA con Contexto.
Conjugar todo en los nuevos Atlanta Hawks
Necesitaban una excusa los Atlanta Hawks para reinvertir esfuerzos en su proyecto, y la encontraron en las figuras de Jalen Johnson y Dyson Daniels. El alero ya tuvo su curso de despegue en la 2023-24 y hasya su lesión tuvo tramos de ser el mejor jugador del equipo. A Daniels lo recibieron de rebote en el traspaso que buscaba quitarse de encima el salario de Dejounte Murray y sacaron de él a uno de los mejores defensores exteriores de la liga y un acompañante de lujo para Trae Young en el backcourt.
A través de ellos dos y el crecimiento de jugadores como Onyeka Okongwu, el equipo comenzó a ganar algún partido que otro desde la defensa. Sin que esta llegase a ser su fuerte. Encontrando un equilibrio inexistente desde los primeros meses de Nate McMillan y que duró hasta que duró Jalen Johnson. Sobre estos principios, Landry Fields ha construido un equipo que suma bastante talento aunque sea difícil de articular.
Nickeil Alexander-Walker viene a reforzar el plan mencionado, que no es otro que una defensa riesgosa en el exterior para activar un ritmo de juego que el curso pasado fue el tercero mayor de la liga. Luke Kennard, uno de los mejores tiradores del planeta que, además, desempeña ciertas labores con el balón en las manos y que no es un estorbo defensivo, sumaría a cualquier plantilla. La incógnita pues, está en Kristaps Porzingis.
El letón fue de menos a más durante un Eurobasket que inició bastante mermado a nivel físico. Aun así, está muy lejos de la exuberancia atlética y se ha vuelto un jugador bastante pesado. Siendo un interior mucho menos dinámico de lo que acostumbra Trae Young. Por parte de Atlanta, el fichaje parece producto de una oportunidad de mercado irrenunciable para sumar talento al roster y «después ya veremos».
Young, que lleva dos años reduciendo su porcentaje de uso, está sabiendo dar un paso a un lado para dejar crecer al resto. Pero su gestión del bloqueo directo siempre será el alfa y el omega del juego de los Hawks. Ahí es importante ver cómo funciona la pareja con Porzingis, que no es una amenaza vertical como Capela u Okongwu y no va a liberar tanto espacio en zonas intermedias para que el base se genere su tiro desde la zona del floater.
De primeras, Porzingis resulta una pieza que permite mayor libertad al resto. Sobre todo a jugadores de tendencia interior como Daniels, Johnson o Zaccharie Risacher. Su encaje con Young no es tan obvio, pero de su funcionamiento depende el techo de unos Hawks que aspiran a colarse en la pomada del Este.
¿Qué serán los Dallas Mavericks?
Más allá de la expectación por ver a Cooper Flagg en la NBA, cuesta mucho discernir qué van a ser los Dallas Mavericks. Vale, van a ser un equipo de marcado corte defensivo e interior con problemas en la creación y el tiro. Pero, ¿cuáles son sus objetivos? ¿Miran al presente o al futuro? ¿Pueden articular a Flagg en un conjunto que compita ya por grandes cosas?
Sorprende ver análisis que hablan en nombre del equipo para decir que el objetivo es claro. Y que este es el proyecto de Flagg y todo hay que construirlo a su alrededor. O la hipótesis contraria.
Para empezar, la confección de plantilla es algo caótica. En su gran mayoría, el roster es uno construido para acompañar a Luka Doncic que, de un día para otro cambió al esloveno por una estrella de virtudes y defectos diametralmente opuestos. Se pasó de una plantilla que abrigase las flaquezas de su líder a una que engordase sus virtudes. O lo que es lo mismo, que antes el plantel complementaba a Luka y ahora está hecho a imagen y semejanza de Anthony Davis. Músculo, tamaño, versatilidad.
De todas formas, el quid del asunto está en otra parte. Y es que hace un año el equipo estaba pensado para aspirar al anillo. Y en el momento en el que Nico Harrison descuelga el teléfono para llamar a Rob Pelinka también. Es cierto que la lesión de Kyrie Irving cambia la perspectiva, pero no apuntar a llegar lo más lejos posible este curso sería admitir que el proyecto ha empeorado. ¿O acaso el equipo se dejaría ir con Doncic en plantilla e Irving sufriendo la misma lesión?
Los Mavericks están poco menos que obligados a competir por todo lo que les sea posible. Por mucho que su ventana de anillo se haya reducido al corto plazo (los dos años que con suerte le quedan de prime a Davis e Irving) y exista la tentación de empezar de cero con Cooper Flagg un año después de rozar el título con un talento generacional más que probado en la liga.
Traspasar a Davis e Irving debería de estar fuera de toda posibilidad. De hecho, seguramente lo esté atendiendo al carácter y manera de proceder de Harrison. Siguiendo esta lógica, algo nada cauto en el caso de Dallas, 2027 sería el año marcado en rojo para poner toda la carne en el asador. Y, siendo así, ¿qué sucede con el inminente 2026?