Los Oklahoma City Thunder vuelven a parecer un equipo humano. Y si es así, es en gran medida gracias a los San Antonio Spurs. Fueron ellos quienes pusieron fin a su racha de 16 victorias seguidas en las semifinales de Copa y esta madrugada han sido ellos quienes les han endosado su cuarta derrota del curso por un dominante 130-110.
En otras palabras, en 10 días han ganado dos veces al equipo que parecía invencible. Y en Navidad volverán a verse las caras en un choque que, si ya era de visionado obligatorio, ahora lo es más aún.
Repetir la fórmula
Cuando algo no está roto, lo mejor es no intentar arreglarlo. Y eso es lo que hizo Mitch Johnson para tratar de volver a anular a unos Thunder que en muy pocos momentos pudieron lucir como el equipo campeón que son. Teniendo ya un plan ganador, el técnico volvió a apostar por varios de los principios que tan bien funcionaron en Las Vegas, lo cual, tras una primera parte más pareja, le valió para firmar una segunda mitad de absoluto dominio.
En primer lugar, los Spurs trataron de alejar a Shai todo lo posible de la creación ofensiva. Pese a su agresiva defensa sobre él, el base estuvo fantástico cuando podía desplegar su juego y terminó de hecho con 33 puntos y un 14/22 en tiro, pero la defensa texana consiguió que fueran bastantes las posesiones en las que su incidencia era cero. Ya fuese negándole la recepción con un cara a cara o lanzando un dos contra uno, el objetivo era obligar al resto a crear. Y ahí, se vieron algunas carencias a OKC.
Pero más importante fue su capacidad para ganar a los de Daigneault en su terreno. Si en Las Vegas consiguieron equilibrar la guerra de las posesiones y hacer daño en transición para no ser desbordados en este ámbito, esta vez fueron más Thunder que los propios Thunder. Provocaron más pérdidas, corrieron más, e impidieron que fuera la defensa de los campeones la que marcase el ritmo del encuentro.
Y así, una vez neutralizadas las dos principales armas de los visitantes, no dudaron en ir a la yugular. Los Spurs vieron la oportunidad no solo de ganar sino de mandar un mensaje y la aprovecharon. Era el día para hacerse grandes.
Guardando a Wemby
Oklahoma también llegó con un plan, pero uno que resultó tener más fisuras. Los de Daigneault consiguieron poner en serios apuros a Victor Wembanyama para entrar en juego, dejando al francés en solo 12 tantos y limitando su presencia en ataque. Pero estos Spurs no son solo Wemby, ni mucho menos. Y han elegido el mejor encuentro posible para demostrarlo.
Fue una noche para presumir del acierto exterior de Keldon Johnson, máximo anotador local con 25 puntos, de la versatilidad de Stephon Castle para irse a los 24 o de la veteranía y recursos de Harrison Barnes, autor de 20. También de la capacidad de Vassell para crearse sus propios tiros. O del crecimiento de Harper como elemento disruptivo en defensa y generador en ataque.
Incluso para dejar a Champagnie hacer el trabajo sucio y a Kornet llevarse los focos culminando un alley-oop sobre Holmgren. Era uno de esos días en los que todo salía. Y esos días empiezan a ser habituales en San Antonio.
LUUUUUUKE 😤
— San Antonio Spurs (@spurs) December 24, 2025
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Cierto es que OKC llegaba en segunda noche de un back to back, pero también que los texanos están en un momento de forma que empieza a meter miedo. Dejando a un lado la final de Copa, que no cuenta para su balance de liga regular, los Spurs acumulan siete victorias consecutivas, una racha que los ha afianzado como segundos del Oeste y los ha convertido en principales perseguidores de unos Thunder que parecía no tener ninguno hasta hace unos días.
Hasta que llegaron ellos y cambiaron la escala de poder de su conferencia, que de repente parece abierta otra vez. Si los campeones quieren demostrar lo contrario, no tendrán mejor oportunidad que una revancha navideña. Pero por ahora, la cena de Nochebuena se disfrutará más en los paladares texanos.
(Fotografía de portada: Scott Wachter-Imagn Images)
