Antes de comenzar con la tercera y última parte de este recopilatorio, toca hacer unas cuantas menciones honoríficas que no entraron en la lista final porque en algún momento había que cortar.
Año incierto
- Michael Porter Jr. (Brooklyn Nets): no sé si ser cabeza de ratón hará que se tire hasta las zapatillas, crezca como líder (a juzgar por su verano de declaraciones, no) o provocar que se acomode a la espera de salir traspasado.
- Ryan Dunn (Phoenix Suns): de lo poco positivo de los Suns en su primer año, su impacto acabó diluido en un grupo sin alma y de defensa inoperante. Dunn pasó de un 23% de acierto en el triple en su etapa en college a promediar un 31% en su primer curso NBA. El alero es un defensor muy útil por su versatilidad y puede hacer más cosas que esperar en la esquina durante los ataques. Ahora bien, hay que descubrir si esa mejora es parte de una evolución que seguirá su curso o una campaña en el que los tiros entraron más de lo normal. Sin Kevin Durant en el equipo, la llegada de Dillon Brooks y la incertidumbre que rodea a los de Arizona, resulta complicado discernir si será un año positivo para él.
Han llegado a la liga
- Zacharie Risacher (Atlanta Hawks): con el alero francés tengo pocas dudas. Va a ser más importante o al menos su impacto individual va a ser mayor. Sucede que, por las piezas que tiene al lado, lo normal es que acabe siendo el integrante del quinteto más afincado en la ejecución.
- Ron Holland (Detroit Pistons): su defensa es oro y el crecimiento tiene que venir al otro lado. No creo que ese salto vaya a ser suficiente como para ponerle por delante de otros nombres.
- Kyle Filipowski (Utah Jazz): siendo un jugador que me gusta como espaciador y poste ventilador del juego, pienso que los Jazz van a ser una selva en la que será complicada sobrevivir este curso si no se parte con el balón en las manos o si no te llamas Lauri Markkanen. De ahí las menciones a Isaiah Collier y Cody Williams. Probablemente Filipowski tenga un techo más alto, pero también la competencia de los dos nombres más asentados de la plantilla hasta que salgan traspasados )si es que salen). Su año de salto será, en mi opinión, el tercero.
Un pasito ‘palante’
- Scoot Henderson (Portland Trail Blazers): es normal haber perdido un poco (o mucho) la fe en Henderson. Este año debe ser sí o también en el que se asiente con decisión en el quinteto titular, aunque para ello tenga que desplazar a Jrue Holiday. Si no llega a eso, habrá que repensar su posición en la NBA.
- Jalen Duren (Detroit Pistons): similar a lo expuesto con Ausar Thompson, Duren se va a ver obligado a hacer más cosas y mejor si los Pistons quieren evolucionar más allá de Cade Cunningham. Ha registrado una evolución interesante como pasador y tiene recursos para atacar el aro de cara. Debe dar un paso más para asumir más volumen si Cunningham lo necesita ante el acoso que seguramente vaya a recibir de las defensas desde el día 1 de esta temporada.
Sky Rocket
- Victor Wembanyama (San Antonio Spurs): va a acabar el año levantando el premio al Defensor del Año que sus problemas de salud le arrebataron el curso pasado y estando en el debate de ser uno de los cinco mejores jugadores del planeta. Con suerte, también será su primer año de playoffs. No forma parte de la lista porque es un jugador al que ya se da por hecho. Poco más que comentar.
Sky Rocket
Ahora sí que sí, jugadores que pueden estar fácilmente en la conversación por el MIP pero que, más allá de eso (porque puede ganarlo alguien de quien no se espera tanto), tienen una oportunidad innegable de avanzar varios peldaños en su evolución como jugadores y nombres importantes de la liga.
Bennedict Mathurin
- Equipo: Indiana Pacers
- Edad: 23 años
- Temporadas en la liga: 3
- Estadísticas 2024-25: 16,1 puntos, 5,3 rebotes, 1,9 asistencias.
Bennedict Mathurin es el ejemplo perfecto de que la evolución de la mayoría de jugadores NBA no es lineal. El aleros supuso un impacto brutal para los Indiana Pacers en su aterrizaje en la liga.
Del impacto visual se encargó su facilidad para llegar a situaciones cercanas al aro y resolver con la plasticidad y el tacto de los muy buenos. Aderezado por porcentajes más que aseados para un rookie. Es cierto que fue de más a menos y que el rating defensivo del equipo era un drama con él en cancha. Nada que no se pueda achacar a muchos novatos y a ser suplente en un equipo que se quedó fuera del play-in aquel año 2023.
Viendo su primer curso, parecía obvio que Mathurin iba a ser uno de los pilares del próximo proyecto competitivo de los Pacers. Sin embargo, iniciada la campaña 2023-24, Indiana comenzó a crecer… Y Ben a estancarse. Aquellos primeros meses de efervescencia en lo que ya era el equipo de Rick Carlisle y Tyrese Halliburton tuvieron precisamente su nota negativa en Mathurin. Muchas noches señalado por sus desconexiones defensivas en un conjunto que no ponía nada fácil lo de defender jugando a mil revoluciones.
El estilo de estos Pacers requiere un nivel de intensidad y concentración que el alero no estaba preparado para dar. De ahí que haya sido Aaron Nesmith, jugador que repite esfuerzos aún mejor de lo que tira, quien se haya asentado en el quinteto titular.
En estos dos años, Mathurin ha encontrado su hueco para ser importante en una estructura que da cabida de sobra a su banquillo para pesar en los partidos. Sus momentos de inspiración bien pueden decantar partidos en todas unas finales de la NBA, como ese Game 3 de 27 puntos en 12 tiros. El problema está en que es un jugador demasiado guadianesco y unidimensional.
Esto resulta pasable para ser uno más en un todo que funcionó a las mil maravillas. Pero aceptar esa realidad sería conformista. Rick Carlisle ya ha dejado claro que Mathurin partirá como titular esta temporada y ha hecho hincapié en que quiere darle responsabilidades creativas. Es decir, que para cumplir su parte del trato, el alero debe dejar de ser un solista anárquico y echar una mano en la dirección (no puede seguir teniendo un ratio de asistencias tan bajo). Para que Andrew Nembhard pueda llevar las manijas y Pascal Siakam pueda seguir siendo el Siakam de los Pacers y no el sobreexplotado de Toronto.
Decir que el caso de Mathurin es puerta grande o enfermería quizás sea exagerado. Porque, en una versión que todos convendremos que está lejos de su techo, sigue siendo un jugador de 16 puntos por noche que puede resolver partidos anodinos y de gran solera desde el talento individual. Sí es coherente para aseverar que es ahora o nunca para dejar de hablar de un jugador puntual y circunstancial para hablar de una realidad todas las noches del año. Mathurin estaba llamado a ser la segunda espada del futuro de los Pacers. Ahora está en su mano recuperar ese rumbo.
Amen Thompson y Alperen Sengün
- Equipo: Houston Rockets
- Edad: 22 y23 años respectivamente
- Temporadas en la liga: 2 y 4 respectivamente
- Estadísticas 2024-25: 14,1 puntos, 8,2 rebotes, 3,8 asistencias (Thompson) // 19,1 puntos, 10,3 rebotes, 4,9 asistencias (Sengün)
Echando la vista atrás, quizás este recopilatorio haya quedado algo comedido. En esta cima partían también Matas Buzelis (precipitado), Jalen Johnson (bien tirado) y coquetearon con ella Deni Avdija o Cam Whitmore. Incluso Cade Cunningham, pero meter a un All-NBA el año pasado me parecía hacer trampa.
Los que comenzaron aquí y no se han movido un centímetro son Amen Thompson y Alperen Sengün. Por el simple hecho de que, si Houston parte como tercer favorito en el Oeste y suponemos una mejora sustancial en su ataque, damos por hecho que las temporadas que van a protagonizar ambos van a ser monstruosas.
Kevin Durant es, sobre todo, un facilitador para el resto. Puede que su rango de acción se haya acotado con el paso de los años, pero sigue siendo un jugador que simplifica procesos con una sencillez pasmosa. No es solo la facilidad para dársela y que de golpe y porrazo dos puntos se sumen a tu marcador, ni siquiera las atenciones que imanta; es su infravalorada capacidad para involucrar a sus compañeros cuando tiene ante sí una situación difícil de resolver desde lo individual. Que son pocas.
El octavo mayor anotador de la historia lleva mucho tiempo sin tener problemas para soltar el balón y confiar en compañeros claramente menos talentosos que los que le van a rodear en Houston. Vease Bruce Brown y Nic Claxton en Brooklyn o Grayson Allen en Phoenix. Para Durant es una bendición contar con dos jugadores jóvenes y capaces de generar ventajas por sí mismos como Thompson y Sengün. Y la fortuna es recíproca.
Al guard y al center les llega la compañía de Durant en el momento perfecto para desatar su potencial. Al primero, después de dejar claro que es uno de los mejores defensores del planeta mostrándose también imparable por momentos con el balón en las manos. Al segundo, después de sentirse indefendible en un Eurobasket lleno de estrellas donde miró a los ojos de Nikola Jokic sin sentirse inferior.
Amen es un jugador aún por descubrir en ataque. Donde sobre todo ha destacado como reboteador y jugador sin balón que, de vez en cuando, podía partir como iniciador. La lesión de Fred VanVleet va a poner la pelota en sus manos y obligarle a acelerar unos procesos que tan solo se han intuido. Thompson es ya un jugador capaz de hacer de todo en cancha (menos tirar), ante sí tiene el reto de hacer ese de todo, pero todo el rato, para convertirse en la navaja suiza definitiva.
El caso de Alperen Sengün es diferente. Porque, siendo el mejor jugador de los Rockets en la era Ime Udoka y All-Star el curso pasado, era complicado situarle como una superestrella de la liga. Pese a su capacidad para involucrar al resto y su desequilibrio individual, el turco no era un jugador sistema. Esa pieza sobre la que construir todo un ataque. Que es lo mismo que decir que este equipo ha sido mucho mas los Rockets de Udoka que los Rockets de Sengün.
Ahora, su europeo con Turquía y la llegada de Kevin Durant hacen repensar el jugador que puede llegar a ser. Puede que a los Rockets le vayan a faltar tiradores contrastados para dotar a Sengün y Thompson del espacio interior ideal. Sin embargo, la sola presencia de KD va a permitir a los Rockets ser mucho más dinámicos de lo que venían siendo a media pista, donde eran uno de los equipos de menor eficiencia en el tiro de la NBA.
Sengün es el mayor beneficiado de esto, pudiendo crecer en el juego de pares con Durant y, sobre todo, sacando petróleo de las vigilancias y dobles marcas interiores que antes no encontraban una situación limpia cuando el turco levantaba la cabeza. Incluso cabría ver un aumento significativo de su volumen desde el triple, que la temporada pasada no le vio subir de los 3 intentos ninguna noche.
A veces el contexto sonríe cuando más apremia. Pero, sobre todo, el equipo necesita que el turco dé ese salto para crecer en lo ofensivo, no echar de menos a VanVleet y facilitarle la vida a un Durant entrado en años. Los Houston Rockets fueron segundos del Oeste sin meter ni un solo jugador en los quintetos All-NBA. Sengün está en el momento perfecto para cambiar eso en el corto plazo.
(Fotografía de portada de Imagn Images)