Queda temporada por delante y más aún para que Dwyane Wade tome una decisión, pero el devenir de Chicago Bulls, más turbulento que otra cosa, invita a empezar a preguntarse si el tres veces ganador de la NBA volverá a cambiar de aires el próximo verano.
Hay argumentos a favor y en contra para quedarse donde está. Entre los primeros hay uno esencial, y es que está en su casa. Si hay algo que empujó a Wade a dejar Miami Heat, más allá de los problemas que pudo tener con Pat Riley, fue el hecho de que jugar en su ciudad natal estaba sobre la mesa. Por ello, verle ahora abandonar el equipo tras un solo año podría ser tildado como sorprendente.
Lo segundo a tener en cuenta sería el salario. Si Wade decidiese continuar percibiría un total de 23,8 millones de dólares, una cantidad que se antoja complicado que alcanzase mediante otro acuerdo; si bien existe la posibilidad de que se salga del contrato con la intención de firmar otro multianual que le de mayor seguridad.
Por último, parece convencido de que formar pareja con Jimmy Butler, o dicho de otra manera, jugar con Butler sin tener en el equipo a Rajon Rondo, es algo que le motiva especialmente. Desde el primer momento, incluyendo aquel en el que hubo enfrentamiento entre veteranos y jóvenes, ambos estuvieron al mismo lado de la valla.
Pese a todo ese razonamiento, no debemos obviar que hace unos días no tuvo reparos en mostrar públicamente su frustración con sus compañeros y la dirección de la franquicia; es decir, ahora mismo no está contento, por lo que las sensaciones que tenga en lo que resta de temporada –puede que con playoffs– se antoja muy importante.
Aunque ha dicho que considerará todas las opciones, la decisión no será tomada hasta que el curso toque a su fin. Eso sí, según fuentes de Bleacher Report, varios ejecutivos de la liga piensan que quiere salir de su contrato si bien eso supone renunciar a un suculento salario.
¿Anillo por dinero?
Llegados a este punto, y teniendo en cuenta que hablamos de un jugador de 35 años, la balanza puede estar entre lanzarse por un proyecto ganador –parece difícil que sea en Chicago– o pensar en el bolsillo. Si llegase a ser agente libre no le faltarían pretendientes: Cavaliers, Spurs, Warriors… todos estarían al acecho. La única cuestión es si estaría dispuesto a ver como sus emolumentos son reducidos drásticamente.