Playmaker y point guard no van siempre de la mano. Subir el balón desde la línea de fondo es una cosa; generar juego con él, otra bien distinta. Y de ambas han quedado expuestos en Houston Rockets al perder a dos de los principales encargados de ello la pasada campaña: Jalen Green (traspaso) y Fred VanVleet (lesión).
Durante la 2024-25, los tejanos tuvieron dos generadores referenciales. Ahora, con la baja de Fred VanVleet para toda la temporada, esa cifra ha quedado reducida a uno: Alperen Sengün. El turco, como todos sabemos, no ocupa la posición de base, pero construye baloncesto como manda el arquetipo y con más lucidez que la mayoría de los ‘1’ del panorama, siendo un puntal desde los codos y brillando especialmente en la gestación del pick and roll (1,11 ppp)
Pues bien. Aquí, William Guillory, de The Athletic, abrió el melón y expuso el marrón; el que Ime Udoka debe tener resuelto –o al menos en vías de resolverse– cuanto antes.
El pick 4 de 2023 o el 3 de 2024: Amen Thompson o Reed Sheppard. No hay mucho más donde elegir. Y por ahora es el primero quien lleva, claramente, la delantera.
Tras Sengün y VanVleet (e incluyendo todavía a Jalen Green), los mejores facilitadores de la plantilla en ratio minutos/asistencias durante el curso pasado fueron ellos dos, mostrando una proyección más que interesante sin ser –la de crear para terceros– su tarea principal.
Caso Sheppard
En el caso de Ben Sheppard, partimos de una muestra bastante corta –ser escogido tan arriba en el Draft no le garantizó un puesto en la rotación– ya que apenas jugó 12 minutos por partido en 52 apariciones. ¿Fue porque se empachó de partidos en la G-League? Tampoco. Solo disputó tres en los que, eso sí, se fue a 7,3 asistencias de media.
En lo poco que le dieron bola –figurada y literalmente– Sheppard respondió con alto playmaking.
Pero no esquivemos el hecho: ninguno, ni Sheppard ni Thompson, son el paradigma de base al uso (un Chris Paul, un Tyrese Haliburton, un Cade Cunningham).
Sheppard llegó a la NBA como un escolta y tirador excepcional (quizás de fama algo hinchada debido a un Draft flojo y un curso freshman en la NCAA de utopía en el triple) con capacidad de bote y dotes de distribución.
Acompañamos parte del informe que hicieron desde NBA Draft Room entonces, llegando a alinearlo incluso con el genial Mark Price (tal vez se vinieron algo arriba).
Traducción (clicar para expandir)
«Reed es un talento único. Es un poco bajo para la posición de escolta (SG) y no es un atleta de élite, pero demuestra una gran capacidad para anotar y es uno de los mejores tiradores de todo el baloncesto universitario.
Tiene una mecánica de tiro rápida y es letal desde el perímetro. Además, es un gran tomador de decisiones en cancha, mantiene el balón en movimiento y participa del sistema ofensivo. Es increíblemente eficiente con su tiro.
Reed tiene una constitución sólida y un paquete de habilidades decente en movimiento, aunque no es un jugador que destaque por su capacidad de salto. Su juego se basa en la técnica, confiando en su capacidad para anotar y crear juego.
Hace un buen trabajo moviendo el balón y encontrando compañeros abiertos. No es un base puro, pero sabe cómo dirigir una ofensiva y es un pasador con talento. Empuja bien el ritmo y es un jugador que pasa el balón hacia adelante con acierto».
Por ser un grandísimo tirador tras recepción – 56,4% en open catch and shoot en Kentucky– fue de lo más lógico que prefiriesen exprimirlo de escolta, a la caza constante del triple despejado –ojo, que en triple tras bote tampoco anduvo cojo: 50% de acierto–, pero aún así hubo visos suficientes del point guard que lleva en su interior, y que solo pide que lo alimenten y ver si el salto físico entre NCAA y NBA es realmente capaz de manejarlo o termina ahogándolo.
Caso Thompson
Vamos ahora con Amen Thompson, el plan más corpóreo hasta el momento.
Y ya lo adelanto: para mí (y para la gran mayoría) esta es la mejor opción y la que, todo indica, tratará de priorizar Ime Udoka no ya en regular season, sino llegados los playoffs.
Thompson no ha tenido que enfrentarse hasta ahora al examen de destaparse como un playmaker pura raza en la NBA, pero la posición de base no le es ni mucho menos desconocida, ni siquiera lejana, pues es justo la que ocupó durante su paso por la liga Overtime Elite donde ya dio pistas de notable pasador y dibujando paralelismos –según webs especializadas– con Shawn Livingston o John Wall.
Ha sido, sin embargo, su atletismo, estatura y tremenda envergadura, lo que ha permitido a Udoka moverlo a la demarcación de alero, donde ha rendido con formidable solvencia y sin acusar el mismatch, convirtiéndose en su segundo año en uno de los defensores más destacados del circuito y, de largo, el mejor del equipo.
Sin embargo –y aunque con Sengün y VanVleet su papel de creador era accesorio– pudo gozar de ocasiones suficientes para esbozar qué clase de Houston Rockets podríamos ver con el balón partiendo frecuentemente de sus manos.
Hablamos de un jugador descomunal en transición. Un animal a campo abierto capaz de acelerar la acción desde el rebote defensivo y teletransportar la bola de un extremo al otro del rectángulo en un fugaz pestañeo, ya sea en conducción o mediante un pase largo y medido.
3 minutes of Amen Thompson’s playmaking highlights from last season:
— Bradeaux (@BradeauxNBA) September 23, 2025
Houston’s new full time PG. pic.twitter.com/NBkQTFPpzU
Pero no solo es en la agitación del vaivén donde destaca; en estático es otra arma brutal gracias a un primer paso que funciona como inmediato sinónimo de ventaja, y que acompaña de una heterodoxia en los cambios de ritmo que ponen realmente en jaque a un defensor que ya parte a rebufo.
¿Se ciega Thompson con el aro como un caballo con anteojeras? ¡Qué más querrían las defensas!… Tanto finalizar él mismo como buscar al socio liberado se reparten, a partes iguales, el peso de su atención.
Así lo describían desde SLC Dunk hace un par de años, cuando depositó su nombre en el Draft:
«Si buscas un creador de juego dinámico, no busques más. El tamaño de Amen le permite ver toda la cancha, y es un pasador extremadamente preciso, tanto en transición como en estático. Por cada 36 minutos, promedia 7,9 asistencias, una cifra que muestra su enorme capacidad para generar juego. En la NBA, podría convertirse fácilmente en una amenaza constante de triple-doble. Su tamaño le permite capturar rebotes, y luego sale disparado como un cañón por la pista, encontrando a sus compañeros para tiros en buena posición«.
–SLC Dunk
¿A cuál de los darle la batuta?
No es sencillo determinar cuál de entre ambos –Sheppard o Thompson– es el más indicado para ejercer de base primario en Houston Rockets, si queremos tener también en cuenta sus implicaciones directas al plan de juego del equipo y sello de identidad ante sus rivales.
Sobre todo, por lo que supone transformar a Sheppard en una pieza clave en la rotación tejana: aunque tenacidad no le falta, la defensa (188 centímetros escasos, mal desplazamiento lateral, poca explosividad…) es su aspecto más débil.
Una debilidad que tocará analizar cómo de grave y cuánto puede afectar a unos Rockets que lucharán por el título y que tienen en lo compacto del bloque defensivo una de sus grandes bazas (5º mejor defensa el año pasado).
Al proyecto, además, llega un jugador que es pura certeza en ataque pero un halo de incógnita en defensa pues, a sus 37 años, habrá que ver hasta qué punto Kevin Durant (otrora, magnífico defensor) suma o, con la carga de partidos, termina restando (dependerá mucho de cómo le dosifiquen… los años pasan para todos).
Insistencia y paciencia con Reed
Bill Simmons, de The Ringer, apunta a diciembre o enero como límite de la horquilla fronteriza de adaptación, antes de decidir si sí o si no con Sheppard como apuesta seria del frontcourt (estableciendo un paralelismo con Payton Pritchard y su lento pero exitoso proceso de adaptación en Boston Celtics).
Por el momento, Sheppard no ha redundado –en sus cuatro partidos de pretemporada– con lo visto el curso anterior, en los que fue incapaz de trasladar su fenomenal tiro de larga distancia de la NCAA a la NBA (un +52% pareció una quimera). 40,6% de acierto en 6,8 intentos. Pero, una vez más y con sólo cuatro partidos, la muestra es escasa… aunque prometedora.
Toda afirmación a día de hoy que diga que el tiro de Sheppard no va a funcionar en la NBA, pecaría de precipitada. Y la única forma de refutarla o reforzarla, es con rodaje. Con minutos. Con oportunidades al lado de los mejores… y solo quedaría resolver si con la posesión naciendo de sus manos.
En Kentucky se exhibió como un tirador diestro tanto desde el bote como tras recepción, aunque su acierto fue algo mayor en catch and shoot y spot up que labrándose la acción él mismo.
¿A quién sacar del quinteto?
Incluirlo en la alineación inicial, ya sea de base, escolta o combo guard, no es gratis, pues conlleva una maniobra audaz en una plantilla profunda: sacar a alguien para mandarlo a la segunda unidad. Y no hay dudas sobre los intocables: Amen Thompson, Kevin Durant y Alperen Sengün.
¿Quiénes son los candidatos, pues, a sacar la pajita más corta?
Pues, por el momento, Ime Udoka ya ha sorprendido a todos, anunciando el que será su quinteto titular para abrir la temporada ante Oklahoma City Thunder, vigentes defensores del título: saldrá por dentro con Jabari Smith y Steven Adams; un quinteto no grande… sino esperpénticamente gigante, donde Thompson, con sus 2,04, será el ‘pequeño’, mientras que los otros cuatro no bajan de los 2,10 metros.
The Rockets are running the TALLEST STARTING LINEUP IN NBA HISTORY on opening night 🤯
— Basketball Forever (@bballforever_) October 20, 2025
The average height for the lineup is 6 feet 10.2 inches 😳 pic.twitter.com/okCNebDqQf
Si ya esperábamos un quinteto grande con Dorian Finney-Smith de falso ‘2’, Udoka irá más allá en su opening game con un Durant que, por descarte, ocupará la demarcación de falso escolta. Un mejunje que tiene más pinta de experimento (tal vez ad hoc, específico para los Thunder) que de hoja de ruta para el largo y ancho de la temporada
Y si Udoka viene con ganas de marcha en esta 2025-26, de probar cosas y de cometer errores hasta descubrir la mejor versión de unos Rockets con perfiles para siete equipos tan peligrosos como divergentes en pista en su análisis DAFO, no cabe duda que Sheppard tendrá su oportunidad.
Como titular. Como líder de la segunda unidad. Como revulsivo. Como ‘2’ junto a Aaron Holiday. Y como combo guard junto a Amen Thompson, siendo esta última mi maqueta favorita y siendo lo de menos si sale de titular o de sexto hombre, mientras sea Amen junto a quien acumule sus máximos minutos de juego.
Con Sheppard y Thompson como (aposicional) pareja de perímetro, Houston no perdería del todo su colmillo en defensa (Thompson, KD, DFS, Adams, Okogie, Eason… hay tralla de sobra) mientras dispara exponencialmente su abanico ofensivo con tres generadores en pista con el potencial de construir sinergias por descubrir.
Pues con Sheppard no solo añades una tercera pata capaz de iniciar jugadas, sino que cubres las espaldas de un Amen Thompson con el tiro exterior aún en fase de desarrollo, y a su vez sumas un socio tremendo como pistolero abierto con el que no sólo aprovechas ese letal primer paso del gemelo de Oakland, sino que elevas a la categoría de puzle irresoluble el punteo a descuidar cuando aguarden, prestas en la curva, las manos de Durant, Sheppard, y Jabari Smith Jr.
(Fotografía de portada de Troy Taormina-Imagn Images)