Aunque a día de hoy parezca ficción, hace no demasiado tiempo los Celtics eran la principal alternativa para llevarse el título en una liga tiranizada por los Warriors y LeBron James. Antes de comenzar la temporada 2017/2018, la franquicia de Boston partía como tercera fuerza de la liga según los expertos de Las Vegas. Y no solo eso, probablemente era el equipo de la Conferencia Este con mejor futuro a corto/medio plazo.
Acababan de traspasar a Isaiah Thomas por la estrella que les daría un salto de calidad: Kyrie Irving. Habían firmado en la agencia libre a uno de los mejores jugadores disponibles: Gordon Hayward. Se había elegido en el Draft al jugador más esperanzador de la última década para la franquicia: Jayson Tatum. Tenían a un entrenador joven y muy bien valorado: Brad Stevens. Además, contaban con varios de los mejores complementos para sus estrellas como Al Horford, Marcus Smart, un joven Jaylen Brown, Marcus Morris o Terry Rozier.
Tan solo cuatro temporadas después, resulta increíble cómo ha cambiado la realidad del equipo y sus aspiraciones. Una plantilla que lo tenía absolutamente todo para triunfar se ha transformado en una entidad que deambula por las posiciones intermedias de la Conferencia Este. Solo los más pesimistas podrían imaginarse un escenario tan negativo. Incapaces de mantener una regularidad competitiva y en camino de convertirse en un equipo que habitualmente ronda los puestos de play-in.
Actualmente, las aspiraciones al título son toda una utopía. De cara al futuro, la reconstrucción se antoja la más compleja de los últimos tiempos. Así es cómo los Celtics desilusionaron a sus aficionados en solo 15 pasos.
Poco más de cinco minutos
1. Fue el tiempo que los Celtics 17/18 tuvieron a todas sus estrellas disponibles. Lo que tardó Irving en servirle un alley-oop a Hayward que en la caída se rompería la tibia. A pesar del desafortunado golpe, los Celtics compitieron bien esa temporada. Los Jays progresaban adecuadamente y Kyrie lideraba a un equipo que terminó segundo en la Conferencia Este, solo por detrás de los Raptors. Los playoffs fueron el momento más emocionante de todo el proyecto pero (2), de nuevo las lesiones golpeaban. Irving se lesionó su rodilla izquierda y se quedó sin jugar en el tramo decisivo. Los Celtics estuvieron a solo una victoria de llegar a sus primeras Finales desde 2010. Quién sabe a dónde habrían llegado con el roster sano.
3. El verano fue una oda al inmovilismo, no se quiso tocar nada. La gerencia confiaba plenamente en que si se recuperaban los jugadores lesionados se subiría el peldaño necesario. A decir verdad, tampoco parecía una mala idea, pero nunca funcionó como se esperaba. En el Draft se seleccionó a Robert Williams, probablemente la mejor elección de estos últimos cuatro años.
4. La 18/19 fue la temporada más decepcionante de la historia reciente del equipo. Por fin se juntaron todas las piezas, tenían la mezcla perfecta de juventud y veteranía y funcionaron mucho peor de lo esperado. Sin ir más lejos, tuvieron peores resultados que la temporada de las lesiones. Tras la marcha de LeBron, casi todos los expertos situaban a los Celtics como favoritos en el Este. El equipo no mostró ningún tipo de interés en los partidos de regular season y terminaron con un récord de 49-33, cuartos en el Este. 5. Los rumores de que el vestuario estaba roto y un aplastante 4-1 de los Bucks en segunda ronda cerraron una temporada para olvidar.
Un verano fatídico
6. Kyrie Irving se marchaba de los Celtics. El (no) líder del equipo abandonaba el barco. A pesar de haber afirmado que quería quedarse en el equipo, la frustrante temporada le hizo cambiar de opinión y los de Boston perdieron a su activo más valioso. 7. No sería el único en escapar. Al Horford, uno de los jugadores más respetados por la afición, se iba a un rival directo como los 76ers. Además, dos de los complementos más importantes, Rozier y Morris, también se alejaban de la franquicia. Era el momento de firmar nuevos jugadores.
8. Y los recambios nunca dieron el nivel. El movimiento estelar fue el fichaje de Kemba Walker como agente libre. También llegó Enes Kanter, un pívot completamente contrario a lo que pide Brad Stevens a sus “5”. 9. Para completar un verano de auténtica pesadilla, los Celtics no intercambiaron ninguno de sus 4 picks del Draft 2019, a pesar de que rumoreó la posibilidad de subir puestos. Sumaron cuatro jugadores de primer año, ninguno fue un “robo” y no estaban preparados para sumar en su primera temporada. Justo antes de elegir a Romeo Langford en el puesto número 14, fue seleccionado Tyler Herro por los Heat. Cómo habrían cambiado las cosas.
El paso adelante de los Jays
La temporada marcada por el virus también fue la del salto de calidad de Jayson Tatum y Jaylen Brown. Confirmar el nivel All-Star de los dos jóvenes fue la mejor noticia reciente. Los Celtics rindieron mejor de lo esperado pero, como de costumbre, ni una temporada sin malas noticias. 10. Los problemas físicos volvieron a golpear al equipo, especialmente a dos de sus estrellas. Kemba y Hayward nunca tuvieron la continuidad necesaria para mostrar su mejor nivel debido a diferentes lesiones y recaídas.
11. Otro aspecto negativo fue el fondo de armario, probablemente la causa directa de que los Celtics cayeran 4-2 ante los Heat y se quedaran a las puertas de las Finales de la burbuja de Orlando. La falta de talento unida a un exceso de juventud en la segunda unidad fue determinante. La plantilla pedía jugadores más competitivos a gritos.
12. Pero, por tercer año consecutivo, los Celtics se movieron mal en la offseason y empezaron con peor plantilla que la temporada anterior. Hayward, al que de haberlo intuido deberían haberlo traspasado en su momento, declinó su opción de jugador y dejó los Celtics para poner rumbo a los Hornets. A cambio la gerencia añadió a Tristan Thompson y Jeff Teague, que pasaron por Boston sin pena ni gloria. 13. También se generaron ilusiones con la excepción salarial creada con la salida de Hayward y, a última hora, se fichó con prisas a Evan Fournier. El francés tampoco fue diferencial y tan solo duró unos meses. Las únicas noticias positivas fueron las renovaciones a largo plazo de Tatum y Brown.
14. El mal papel en la temporada regular obligó al equipo a jugar el torneo preliminar y, pese a la clasificación, cayeron ante los Nets a las primeras de cambio dejando una imagen de impotencia.
La triste realidad
Llegados a esta temporada todos los aficionados de los Celtics han perdido las ilusiones que tenían hace unos años. La decepción estaba generalizada y se dio el último paso. 15. Buscando un giro de 180º que cambiase la mala dinámica, Danny Ainge abandonó su puesto de general manager y Brad Stevens lo sustituyó. Además, Ime Udoka se convertía en el nuevo entrenador del equipo. Unos movimientos que, hasta ahora, no han dado resultados.
El primer verano de Stevens como responsable de operaciones pasó sin pena ni gloria. Sin grandes nombres propios. Se deshizo de un contrato tóxico como el de Kemba, pero también adquirió el de Horford. Sumó a Josh Richardson y Dennis Schroder como complementos para sus estrellas pero, lo cierto es que todavía no ha conseguido completar la plantilla con los jugadores que merecen dos estrellas como los Jays.
Mientras tanto, Udoka tampoco ha dado con la clave dentro de la pista. Los Celtics atacan mal y defienden de forma intermitente. Sus jugadas de pizarra tampoco han ayudado a ganar ningún partido y el equipo está entre los que más duelos pierden en el clutch time. Actualmente su récord es negativo (18-19) y no están entre los candidatos del Este. Tampoco están en reconstrucción. Lo cierto es que los Celtics, desde hace unos meses, viven en medio de un oasis. La auténtica nada de la que difícilmente le salvaría alguien, ni siquiera el tan ansiado Bradley Beal.
(Fotografía de portada por Maddie Meyer/Getty Images)