Cade Cunningham y el desafío que marcan las expectativas

La llegada a la liga de un talento generacional como el Cade Cunningham, del que ya existían testimonios desde sus años de instituto, siempre levanta altas esperanzas. No es un trabajo fácil asumir toda la responsabilidad que supone ser el número 1 casi predeterminado desde un año antes de que se celebre el draft, que se lo digan a Zion Williamson y su infinita inconsistencia física.

Los comienzos de Cade tampoco fueron fáciles, se perdió los primeros cuatro partidos de la temporada por problemas en su tobillo. Su presentación no fue tan bien como algunos esperaban. Sin llegar a un nivel de devastación, sobrevolaba la sensación de que el novato de los Pistons era demasiado bueno para pasar desapercibido en tantos partidos. A muchos nos inundaba la tristeza de que solamente acote su talento a ser una figura de noches inspiradas.

A todo ello habría que sumarle la percepción que muestran muchos de los aficionados a la NBA en su deseo de que un jugador no sea tan bueno como se esperaba. Es un sentimiento extendido y común que no solo ha sufrido Cade, generalmente le ha pasado a los mejores. Quieren ver como fracasa al que muchos veían como un Ben Simmons mejorado. Disfrutan observando cómo se equivocaron los mejores ojeadores que, una vez más, se entusiasmaron con un proyecto en lugar de una realidad.

Sin embargo, para fastidio de sus detractores, la progresión de Cunningham cada vez es más notable. El jugador de los Pistons está viviendo su particular proceso. Un desarrollo de sus cualidades que le sirve para que muchos ya le consideren el mejor de su generación. Parece que la actualidad dice que Evan Mobley es el favorito para llevarse el premio al novato del año, pero el fondo de sus carreras deportivas todavía promete muchas batallas que todavía están por contar.

La mejora está en camino

Uno de estos pequeños asaltos se lo llevó Cunningham en el partido de las Rising Stars del All-Star. El número 1 del draft fue elegido MVP del evento, dejando mejores sensaciones que jugadores de tanto talento contrastado como Haliburton, LaMelo Ball, Tyrese Maxey o Anthony Edwards. Más allá de la anécdota, el premio no determina grandes diferencias entre estos jugadores. A lo que sí ayuda es a sacar un pequeño lastre de la mochila de presión que llevan de serie los jugadores que han sido elegidos en su posición.

Más allá de esta condecoración, los números de Cade ya estaban en pleno proceso de evolución en los últimos partidos antes del All-Star. Sus 10 primeros duelos de la temporada poco tienen que ver con los 10 últimos. Más allá de las mejoras en los números -que también, puesto que ha subido en prácticamente todos los parámetros estadísticos- la sensación que deja es de un jugador mucho más maduro que cuando empezó.

Primeros 10 partidos de su temporadaÚltimos 10 partidos de su temporada
14,2 PTS16,7 PTS
5,8 REB5,4 REB
4,1 AST4,8 AST
0,6 TAP1 TAP
1,3 ROB1,3 ROB
35,9% FG39,1% FG
27% 3P34% 3P

Su versatilidad desde el puesto de base es uno de sus puntos fuertes y parece que ya ha dejado atrás sus malos porcentajes en el tiro de comienzo de temporada. Muchos de sus seguidores achacan su mal inicio a su lesión en el tobillo que lo mantuvo fuera de parte de la pretemporada y retrasó su aclimatación al juego de la liga y probablemente tengan razón. Sus buenos datos en la universidad -promedió un 40% en sus 27 partidos con Oklahoma State- demuestran que puede convertirse en un tirador más que aceptable. Además, es una estadística que suele mejorar considerablemente en el segundo año de carrera.

Un desafío habitual

Ser el mejor prospecto del draft es una corona pesada de llevar. La forma más fácil de aligerar es dejar una buena primera impresión y ganarse el respeto del resto de súper estrellas de la liga, también como rivales. El ruido de Twitter también puede afectar a esta clase de jugadores. Al propio Cade le ha podido pasar factura en su difícil comienzo, pero no es el único al que le ha pasado.

Nº1 en primera temporadaPTSREBASTTAPROB
2021 – Cade Cunningham15,75,55,20,71,3
2020 – Anthony Edwards19,34,72,90,51,1
2019 – Zion Williamson22,56,37,20,40,7
2018 – DeAndre Ayton16,310,31,80,90,9
2017 – Markelle Fultz7,13,13,80,30,9
2016 – Ben Simmons*15,88,18,20,91,7
2015 – Karl-Anthony Towns18,310,521,70,7

Como se puede observar, el jugador de los Pistons no sobresale en ninguno de los parámetros estadísticos clásicos entre las últimas elecciones número 1 del draft. Sin embargo, es bastante constante en todas las facetas. Salvando las distancias, Cunningham es lo más parecido a Ben Simmons. Por todos es sabido que el jugador de los 76ers demostró desde el primer día que puede asistir y coger rebotes a un nivel superlativo, pero su temporada siempre tendrá el asterisco de un mayor tiempo de preparación. No descartaría ver en Cade una versión similar a la de Ben con el extra de poder lanzar triples.

Es cierto que, por momentos, con Cunningham ha dado la impresión de que los aficionados de los Pistons tienen un motor 100% Detroit que no termina de arrancar. Puedes intuir que funcionará bien, pero no terminas de comprobarlo. Pero entre los periodos de discreción y el silencio del motor apagado, hay partidos en los que se distingue todo el ruido que puede llegar a hacer. Cade tiene varios caminos por delante: puede perderse entre pequeños logros de días contados o puede marcar la diferencia desde sus variadas habilidades. Solo él puede elegir cuál seguir.

(Fotografía por Steph Chambers/Getty Images)


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