Suele ser un buen negocio para todas las partes. El jugador busca quedar libre y la franquicia gana un espacio en su plantilla, se ahorra algo de dinero y encima aligera un poco la masa salarial. El buyout se revela como un despido, como un fin de la relación contractual entre jugadores y franquicias, que interesa a las dos partes.
Con el buyout, el equipo cancela el contrato garantizado de su todavía jugador para que quede libre y pueda ir donde desee. A diferencia de un despido puro y duro, donde si el dinero está garantizado se debe abonar íntegramente si el jugador no es reclamado en 48 horas desde los waivers, el buyout permite un margen de ahorro para las franquicias, que se aprovechan del deseo del jugador de marcharse para pagarle menos de lo que le deben.
Lo vimos en pretemporada con Dwyane Wade, quien tras ejercer su player option para seguir en Chicago en la 2017-18, negoció su salida con los Bulls tras ver cómo las aspiraciones del equipo descendían después del traspaso de Jimmy Butler. Flash tenía firmados para esta campaña con los Bulls 23,2 millones. Sin embargo, el buyout negociado con los Bulls le obligó a perdonar 8 millones de dólares. Wade salió de la Ciudad del Viento con 15,55 millones de dólares de los 23,2 del total de su contrato. Así, Chicago colocaba en su libro de salarios 15,5 millones para este curso en lugar de 23,2. A cambio de perdonar tanto dinero, Wade obtenía la libertad para firmar con Cleveland. Que luego eso acabara como acabó es otra historia.
¿Cuánto han perdonado Johnson o Belinelli?
Ellos dos son algunos de los nombres importantes de este mercado que han llegado a otros equipos vía buyout. Joe Johnson todavía no ha oficializado su contrato con los Rockets, pero lo hará en los próximos días una vez que Houston haga el hueco necesario en la plantilla. Johnson fue enviado desde los Jazz a los Kings el pasado jueves como parte de ese traspaso a tres bandas que incluyó a Cleveland en la operación, con la llegada de Rodney Hood o George Hill. Derrick Rose también estuvo implicado.
Pocos días después de ser traspasado a Sacramento, Johnson logró el buyout por parte de los Kings. El veterano jugador, uno de los que más dinero ha ganado como profesional en la NBA, perdonó 1 millón de dólares a los Kings, que fijan en su lista de salarios 9,5 millones por Johnson en lugar de los 10,5 que originariamente reflejaba su contrato para esta 2017-18. Obviamente, los Kings no pagan al jugador más que la parte pendiente de esos 9,5 millones (menos 1 millón) de aquí a final de curso, toda vez que Utah ya había abonado los cheques correspondientes desde el inicio de temporada hasta febrero y por valor de 6,5 millones de dólares, según datos aportados por Spotrac.
Así, los Kings se ahorran 1 millón de dólares en gasto y limpian ese millón de cara al tope salarial, donde sí cuentan íntegramente los 9,5 millones acordados para la salida de Johnson.
El caso del ilustre jugador es el más representativo de estos invernales buyouts, pero hay otras compras de contrato notables. Marco Belinelli salió de los Hawks dejando por el camino 300.000 dólares de su contrato con Atlanta, que acababa en julio y que tenía un valor de 6,6 millones. El italiano deja Georgia con 6,3 millones en el bolsillo, misma cantidad que liberan los Hawks en su cuaderno de salarios. La operación le sale rentable al exterior toda vez que ahora Belinelli ganará de aquí a final de curso 515.399 dólares con los 76ers, la prorrata correspondiente del salario de mínimo (815.685 dólares). Así, terminará el curso ingresando unos 6,8 millones de dólares, cantidad por encima de los 6,6 que inicialmente tenía para la 2017-18 con Atlanta.
Otro que se une a Houston es Brandan Wright, quien el sábado salió de Memphis vía buyout. De los 5,95 millones de dólares suscritos por el jugador con los Grizzlies para la 2017-18, Wright acordó recibir 5,17 millones, perdonando 776.000 dólares que prácticamente compensa con su acuerdo con Houston y por valor de 705.652 dólares de aquí a final de temporada.