Ver lo que está haciendo Stephen Curry noche tras noche, partido tras partido, es tan impactante que contextualizarlo es la mejor manera de empatizar con ello por completo.
46 fueron los tantos con los que finalizó el encuentro ante unos Timberwolves que, ni defendiéndole bien ni mal, fueron capaces de detenerle cuando se pone a cazar puntos.
De esa ingente cantidad en anotación, Curry logró que 12 de sus 18 lanzamientos en suspensión entrasen; o que 8 de sus 13 triples intentados acabasen generando ese sonido tan característico de las redes al recibir un tiro limpio; e incluso cuando lanzó desde una posición anómala para él, también encestó 7 de 12 tiros de dos.
Durante el primer cuarto, el base de los Warriors anotaría 21 puntos, algo que se está convirtiendo en algo tremendamente habitual. De hecho, llegar a 20 tantos en un cuarto es un ritmo que apenas pueden seguir otros jugadores de la liga, como se explica en este magnífico gráfico realizado por ESPN STATS.
Y ahora es cuando vuelve a salir el tema de cuál es el techo de este equipo. Si los 72 partidos que lograron los Bulls en la temporada 1995-96 suponen la motivación actual para los Warriors, para Curry también surge la comparativa con la gran estrella de este deporte: Michael Jordan.
Si observamos el siguiente gráfico correspondiente a los diez primeros partidos de la temporada que uno y otro han y están teniendo, vemos muchas semejanzas numéricas. Tantas como para apreciar que Curry, en un intento de mejorarse primero a sí mismo, está superando en ratios individuales a Jordan.
Son “sólo” diez encuentros y, lógicamente, habrá que ver si Curry tiene un crecimiento orgánico en esos números y en ese rendimiento. De hacerlo, todo este tipo de comparativas empezarán a tener un sentido mucho mayor. Seguro.
