D-League: al hermano de Cousins se le atraganta el profesionalismo

Un jugador que en la misma competición pasa de un equipo a otro y, con la nueva camiseta, dobla las prestaciones anteriores, posiblemente tenga motivos para estar satisfecho, ya sea en la NBA, en la Euroliga o en un torneo tan peculiar como la D-League. Si ese jugador es hermano de uno de los pívots más imponentes del baloncesto mundial, quizá la sensación de satisfacción no sea tan grande.

Jaleel Cousins, hermano pequeño de DeMarcus Cousins, vive atrapado entre el nombre de su familiar, su apellido y unas capacidades para el baloncesto demasiadas veces puestas en duda. No son pocos los que sugieren que el también center no habría dispuesto de las mismas oportunidades si por sus venas hubiera corrido sangre diferente.

Antes de llegar al profesionalismo, Jaleel (Alabama, 1993) ya dio unas cuantas vueltas en el baloncesto estadounidense. Tras una estancia en el baloncesto de High School, en Navarro, a unos 100 kilómetros al sur de Dallas, entró en la NCAA en su año de junior. Lo hizo en la disciplina de South Florida, donde terminó licenciándose en Comunicación y donde prestó servicio en la pista durante los cursos 2014/15 y 2015/16. Los resultados fueron sólidos, sobrios, sin grandes números que hicieran presagiar nada parecido a lo que su hermano mayor ofrecía.

Con 65 partidos en la NCAA, 32 de titular, y una media de 5,7 puntos, 5,3 rebotes y 1,2 tapones en 18 minutos de juego, este pívot de 2,13 metros encaraba el duro trayecto de ganarse la vida con el baloncesto.

Comparaciones perjudiciales

A pesar de que en su año de senior Jaleel mejoró muchísimo y fue un referente en la rotación de South Florida (8,5 tantos, 7,9 rebotes y 25 minutos de promedio en 24 partidos de titular), el Draft de 2016 no miró hacia él.

Un poco antes de la ceremonia, en mayo, Jaleel había sido arrestado en Tampa, Florida, por un altercado nocturno. Su hermano, DeMarcus, que viviría un suceso parecido con Matt Barnes en diciembre y en Nueva York, estaba con él, aunque en esta ocasión no tuvo nada que ver en la refriega.

Así que Jaleel, con algún antecedente incómodo en su expediente y unos discretos aunque mejorados números en la NCAA, encaraba la primavera, que para muchos universitarios que deciden vivir del basket es el momento de las oportunidades.

“No ha jugado ni un partido en NCAA I, pero los scouts de la NBA mantendrán sus ojos puestos en él cuando pise la pista por sus monstruosas dimensiones”, relataba un informe de julio de 2014 acerca de Jaleel, que por entonces se prestaba a competir en un torneo veraniego patrocinado por una famosa marca de zapatillas.

Dos años después, Jaleel sí tenía esa experiencia en NCAA, pero era del todo insuficiente para ganarse un puesto o una llamada de alguna franquicia NBA en el Draft.

Y es que si eres un jugador discreto, como tantos otros en el mercado, tener un hermano como DeMarcus puede perjudicarte, porque siempre vas a perder en la comparación. La parte mala de ser “el hermano de” era, y es, esa. La buena, que precisamente DeMarcus te puede ofrecer, con su influencia, oportunidades que otros no conseguirían tan fácilmente.  O eso dicen.

Dallas y DeMarcus

Los movimientos que a partir del verano de 2016 empezó a ejecutar Jaleel siempre estuvieron bajo la lupa de lo que sucedía con su hermano.

Los Mavericks, atentos a cualquier detalle de cara al porvenir y en la línea de querer agradar a DeMarcus, le dieron un pequeño empleo a su hermano. ¿Estrategia para allanar la llegada del pívot a Texas en 2018?

Lo que sí fue seguro es que Jaleel pudo enfundarse la elástica de la franquicia de Dallas durante un puñado de partidos en la Liga de Verano de Orlando. Su impacto, nada reseñable.

Un verano propio

En Orlando no se salió del mapa, siempre es complicado para jugadores recién llegados al negocio, pero tuvo otra oportunidad estival en Nueva York, en agosto, en el Tryout de la D-League, donde la competición afiliada a la NBA prueba jugadores. Con una ampliación del foco de nombres invitados con respecto a otros años, Jaleel formó parte del Team 4, entrenado por Vin Baker, que actualmente es segundo entrenador de los Texas Legends, plantel asociado a los propios Mavericks en la D-League. Todo encajaba.

Un domingo cualquiera en la bella Manhattan, Cousins hizo el agosto: 15 puntos, 9 rebotes y 1,5 tapones de media en los dos partidos que disputó bajo la inclemente humedad neoyorkina.

“La experiencia ha estado muy bien, es algo diferente a lo que estoy acostumbrado, pero ha ido genial. Y me ha enseñado en lo que tengo que trabajar para estar dentro de la D-League. Me he esforzado en demostrar aspectos buenos de mi juego, como el hecho de que puedo ser un gran reboteador “, declaraba Jaleel tras su experiencia.

En la distancia, desde Río de Janeiro, un olímpico DeMarcus le reiteraba los consejos. “Él me dice que vaya poco a poco, que sea paciente, que me centre en lo que pueda controlar y que haga las cosas que sé hacer”.

“Me gusta este chico, es fuerte, intenso. Con algo de entrenamiento y un poco más de entendimiento del juego puede tener una oportunidad en un equipo”, señalaba Vaker, que pudo comprobar en sus propias manos cómo ese joven pívot volvía a él un par de meses después.

Tras Nueva York, Jaleel se ganó un tardío puesto en la rotación de pretemporada de los Mavericks. De nuevo, muchos señalaron que esto iba en la idea de Mark Cuban de agradar a DeMarcus de cara al futuro.  Lo que parecía evidente es que el Jaleel, firmado el 17 de octubre, no tendría tiempo ni calidad para ganarse un sitio en Dallas. La operación, de hecho, apuntaba más a un engranaje del motor de Jaleel, en una puesta a punto para su fichaje por los Texas Legends.

Complicado paso por la D-League

Y dicho y hecho: el 25 de octubre era cortado por los Mavericks, que eso sí, le convertían en uno de sus cuatro jugadores afiliados en los Texas Legends. Cousins, consciente de la situación, aceptó el contrato, para encontrarse de nuevo con Vin Baker.

Pero nada tuvo la magia del verano de Nueva York, porque Cousins apenas jugó durante el tramo noviembre-enero con el equipo de Texas.  La tarde que más lo hizo, 27 minutos, respondió con 11 puntos y 7 rebotes, sus topes hasta la fecha en la D-League.

A finales de enero, el técnico principal Bob MacKinnon no contaba con él y fue cortado. Terminaba así una estancia de 15 partidos (ninguno como titular) y unos pobres 10,6 minutos, 3,2 puntos y 2,0 rebotes por encuentro. Pocos días después, los Reno Bighorns, uno de los peores planteles de la categoría, reclamaron sus servicios. Por esas fechas, su hermano DeMarcus todavía estaba en los Kings. Y los Reno, sí, es el equipo afiliado en la D-League de la franquicia de Sacramento. ¿ Todo encajaba de nuevo?

Casualidad o no, Jaleel encontró acomodo al lado tipos como el máximo anotador de la historia de la competición, Renaldo Major, o de Gary Neal y su 2016/17 de trotamundos total.

Pasado un mes en su nueva estancia, el pívot de los Bighorns registraba en sus cinco primeros partidos dos titularidades y 6,4 puntos y 4,6 rebotes en 12 minutos de media por compromiso. Números algo mejorados en un equipo a la deriva, en una campaña difícil para los de Reno y con su hermano DeMarcus fuera ya de los Kings.

“Simplemente trabajo y rezo”, declaraba Jaleel en verano. La primavera de las oportunidades volverá a abrir al center una ocasión de futuro. El caso es no parar, para demostrar quién eres realmente, se llame como se llame tu hermano.

Bring the game  not the name. Trae el juego, no el nombre.


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