David Stockton: alguien más que el hijo de John

Nunca se lo podrá quitar de encima, pero tampoco tiene que tener un significado negativo. David Stockton serán hasta el fin de los días el hijo de John Stockton, uno de los mejores base de siempre en la NBA, un Hall of Fame que acercó a los Jazz a sus cotas de gloria más grandes, solo frenadas en dos años consecutivos por Michael Jordan.

En muchas ocasiones existe una corriente extraña de desvincular tu presente con tu pasado, como si con ello fuera más fácil tratar tu propio camino. David Stockton es el hijo de John Stockton, pero eso no supone que no pueda cubrir un sendero que haya trazado él mismo, aunque haya coincidencias en el trayecto. Por ejemplo, el hecho de jugar, como lo hiciera su padre, en Gonzaga. El apunte de que sea base lo razonamos más por cuestiones físicas y genéticas que por coincidencia, porque no lo es.

Pero quizá sí lo es que juegue en los Jazz, que en este mes de marzo viva en Salt Lake City, en Utah, y trabaje para una franquicia que conoce tan bien como que era ese niño que en en el antiguo Delta Center se divertía jugando al baloncesto con sus hermanos mientras que esperaba la salida de John Stockton.

Desconocemos hasta qué punto ha podido influir su apellido para firmar por los Jazz un par de contratos de 10 días, el segundo de los cuales ha estrenado esta semana. Pero sí sabemos que generalmente, salvo contadas excepciones, en la NBA no se regala nada. David Stockton no es el ‘el hijo de’, o al menos ese hecho no es la razón principal por la que le han firmado en Utah. Claro que pudo ayudar el hecho de que conociera el entorno porque creció en él desde su nacimiento, en 1991, hasta la retirada de Stock, al finalizar la temporada 2002-03. Pero David, heredero de esa familia legendaria con hermano y hermana jugando en Europa e incluso primos que han pasado profesionalmente por España, está ahora en los Jazz porque es un base solvente y que encaja perfectamente en la tercera unidad de Utah, necesitada de alguien en el fondo de la rotación para cubrir eventualidades mientras que Raul Neto está de baja, fuera de combate hasta principios de abril. “Estoy en casa”, aseguró esta semana a los medios estadounidenses.

Una solvencia ganada como ‘jornalero’

No fue elegido en el Draft de 2014, a pesar de haber sido seleccionado como parte del Quinteto Ideal del Torneo de la West Coast Conference. A partir de ahí, recuerden que la NBA no regala nada, empezó un periplo de trabajos de verano en diferentes Summer Leagues, coronado en ese 2014 con la pretemporada realizada con los Wizards. No hubo suerte y su destino estaba en la G League, de cuyo Draft sí fue parte y donde sus huesos acabaron en los Reno Bighorns, el afiliado de los Kings en esta liga de desarrollo.

Las cosas fueron meridianamente bien para el base en su primer curso, porque no es sencillo que en tu año de novato te llamen ya de la NBA desde la G League. Lo consiguió. Y el emisor de ese mensaje era Sacramento y un contratito de 10 díascon los Kings que le permitió debutar en la NBA en febrero de 2015. Fue el día 21 de ese mes, contra los Clippers. Algunos minutos, 1 punto, 2 rebotes y 1 asistencia. Bajo ese estatus de temporero no volvió a vestir la camiseta de los Kings, que sin embargo le recuperaron para los últimos partidos de la campaña, con un contrato de esos de varios cursos pero sin nada garantizado. Sumó dos encuentros más en unos Kings sin aspiraciones, pero que a él le ayudaron a cerrar el curso contra los Lakers con unos interesantes 5 puntos, 7 asistencias y 2 robos, además de sus primeras canastas de campo, porque previamente solo había sumado desde el tiro libre.

Lo que parecía un impulso se convirtió en un nunca más. O en un casi nunca. A principios de la temporada 2015-16, justo a las puertas de que todo diera inicio, los Kings le despedían, a pesar de haber celebrado con ellos dos encuentros de pretemporada y a pesar, y sobre todo, de haber brillado en Las Vegas Summer League 2015 con 10,5 puntos, 4,5 asistencias y 1,0 rebotes.

De modo que retornó por el lugar desde el que había venido, los Reno Bighorns, y allí siguió, con algunas breves visitas al baloncesto croata y neozelandés, construyendo una sólida carrera en la G League que le ha llevado, a día de hoy, a ser el 13º en la clasificación histórica de asistencias, con una media de 7,1 en 142 partidos. En la clasificación de pases a canastas totales es 9º, con 1.011 asistencias. Igual algo se le ha pegado de su progenitor.

Utah, 34 años después

Y ahí seguía hasta que los Jazz decidieron que el apellido Stockton merecía un nuevo miembro en su selecto club de jugadores que han vestido la camiseta de Utah. El 17 de marzo le extendían un contrato por 10 días que ha tenido muchísimo impacto mediático pero que deportivamente no ha significado nada. Nada en el sentido de que David Stockton no ha aportado nada al presente deportivo de los Jazz en cuanto a influencia en los resultados. Solo ha disputado un par de minutos del duelo del pasado domingo contra los Warriors, saldado con una pérdida y un 2/2 en tiros libres. Sin embargo, la realidad de que casi 34 años después otro Stockton vistiera la camiseta de los Jazz, desde el debut de su padre en 1984, ha dado muchísimo relieve a su estreno con los de Salt Lake City.


Pero, repetimos una vez más, en la NBA no están para enchufar a nadie. Nada está regalado y Utah, en plena pelea por llegar a los playoffs, no está para hacer favores. Necesita de alguna manera a Stockton, de otra forma no le habría renovado otros 10 días. Tras ello, todavía quedarán algunos partidos en el alero por disputarse. Será el momento de ver si ese joven, en su día el bebé que paseaba por Barcelona 92 junto con sus padres sin que nadie supiera quién era John Stockton, tiene más sitio en la NBA o no. En Utah, o en los Kings, que le siguen de cerca. Con ellos brilló en solo dos partidos de la pretemporada pasada. O quizá vuelva a Reno, a tiempo quizá para engancharse a la recta final de los abreviados playoffs de la G League.

Pero antes, otros 10 días con Utah y la oportunidad de sumar algo más para su propio legado, porque es suyo. Un legado que habla de 4 partidos en la NBA y 2,5 puntos y 2,3 asistencias. Bastante más de lo que muchos hubieran soñado. Y no necesariamente por apellidarse Stockton.


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