DeAndre Liggins: de profesión, superviviente

“Estoy agradecido porque me dieron la oportunidad, que era lo que estaba esperando”. A principios de este 2018 y antes de que su contrato se convirtiera en garantizado, DeAndre Liggins era despedido de los Bucks tras 31 partidos, 30 de ellos como suplente, y un rol eminentemente defensivo. Su salida de Milwaukee, que le reportó un total de 757.000 dólares, como parte de ese contrato de 1,5 millones que habría percibido de haberse quedado toda la campaña, no era más que otra en la lista destinos dejados atrás por el de Chicago, quien tras cerrar su etapa en Wisconsin sólo pensaba en pasar algo de tiempo con su hijo en la Ciudad del Viento.

Sin embargo, poco tiempo pudo destinar el escolta de 29 años con su descendencia, toda vez que este miércoles era firmado por los New Orleans Pelicans con un contrato de 10 días. De hecho, Liggins debutó anoche en la derrota ante los Grizzlies. E hizo lo de siempre: algo de pegamento atrás y poco trabajo ofensivo: 4 puntos en 11 minutos. No se le pide que enceste y él, con unas medias profesionales de 2,0 puntos en 151 partidos en la NBA, cumple a rajatabla ese cometido.

Carrusel de supervivencia

Número 53 del Draft de 2011 por Orlando, con los Magic debutó en la NBA en febrero de 2012 y prosiguió sus días en la liga en los Thunder 2012-13, donde vivió bastantes asignaciones a los Tulsa 66ers de la G League y donde pudo jugar hasta la fecha sus únicos playoffs en la NBA. Campeón luego de la G League en 2016, tras su curso 2014-15 en el extranjero, Liggins aterrizó en septiembre de ese año en los Cavaliers, flamantes campeones meses antes del anillo al doblegar contra pronóstico a los Warriors. El ex de Kentucky, Jugador Defensivo de la G League en 2014 y en 2016, había pasado de buscarse la vida en esta liga menor, de sólo disputar un duelo en la NBA en la 2013-14 (Heat) y de tener que encontrar acomodo en Alemania y en Rusia, a ser parte de la plantilla de los Cavaliers. En todo ese camino, también le dio tiempo a vestir de los Pistons, de los Clippers y de los Kings en las diversas ligas de verano de 2014 y de 2015. Fue precisamente un torneo de verano, el de Las Vegas 2016, el que convenció a Cleveland de que merecía un contrato para la 2016-17.

Abril de 2017: el despido más duro

Domingo 9 de abril de 2017. Liggins es cortado por los Cavaliers a las puertas de los playoffs, donde defenderán título. Quedaban tres encuentros de liga regular y los Cavaliers estaban en Atlanta cuando en el hotel donde se alojaba la franquicia, David Griffin le echó a un lado y le comunicó que estaba despedido.

Allí acaba la historia del jugador con Cleveland, para los que sirvió en 61 partidos y donde el día de Navidad de 2016, cuando como titular dejó a Stephen Curry en 4/11 en tiros de campo, fue una de sus mejores actuaciones. Acabó con 0 puntos, pero como decíamos, no había llegado a Ohio ni a ningún sitio donde se preciaran ficharlo para anotar.

“Me cortaron, sí, la vida es injusta a veces, pero esto es parte de ello. Estoy agradecido de que me dieran la oportunidad de resucitar mi carrera”, comentaba en mayo pasado a Bleacher Report. Otra vez, ni una palabra de queja a quien le dio trabajo. Antes de firmar con los Cavaliers, Liggins había jugado 57 duelos de la NBA; con Cleveland, 61. Algo era algo.

Liggins, caído de la rotación tras el regreso de J.R. Smith, fue cambiado por Dantay Jones, un veterano que por segundo curso consecutivo se unía a los Cavaliers sólo para los playoffs. Había que dejar sitio, aunque él creyera que sí merecía estar en las eliminatorias por el campeonato. “Entiendo que ellos debieran continuar con lo que conocen”, apuntó Liggins sobre el movimiento. “Él es amigo de LeBron James y anima mucho desde el banquillo”.

La fuerza externa de Jones, su amistad con El Elegido y su capacidad de hacer vestuario, tan crucial en ese mes y medio largo que son los playoffs para unos aspirantes al anillo, sentenció a Liggins, del que el propio LeBron había dicho maravillas ese día de Navidad de 2016. “Es como un perro pitbull. Sale a la pista como diciendo: ‘Vale, no me conoces, no sabes mi nombre, pero te voy a hacer trabajar’”.

Dallas y siete franquicias más en nueve meses

Reclamado por Dallas el 11 de abril de 2017, tras pasar más tiempo del que hubiera deseado en su habitación de Atlanta mientras los Cavaliers le buscaban un vuelo de regreso a Cleveland, Liggins tuvo tiempo de despedirse del curso jugando con los Mavericks un encuentro de esos intrascendentes de final de curso, donde firmó 8 puntos y capturó 7 rebotes.

Dallas le había reclamado a tiempo desde los waivers y había asumido así un contrato muy barato, pues sólo le debían abonar los pocos días que estuvo con ellos. En ese acuerdo de Liggins firmado en su día con Cleveland existía una opción del equipo para renovarlo de cara a la 2017-18 y solo estaban garantizados de inicio 25.000 dólares, más luego lo que pudiera ganar del total de 1,5 millones que marcaba su contrato por el mínimo.

Así, el 28 de junio de 2017, los Mavericks ejecutaban esa opción, pero simplemente para hacer negocios con el jugador. Empezaba ese día un carrusel de franquicias para Liggins que le llevó a formar parte, que no siempre a jugar para ellos, de un total de siete equipos en poco más de medio año. Así, Dallas lo envió a los Rockets a cambio de algo de dinero. Pero claro, los Rockets lo último que necesitaban era a Liggins con ellos. No se trataba de eso, de hacerle jugar o pensar en que podía ser válido, sino de disponer de una batería de jugadores para poder cuadrar la madre de todos los traspasos en verano. Hablamos de Chris Paul rumbo a Houston. En ese movimiento, los Rockets enviaron a los Clippers a Patrick Beverley, Sam Dekker, Montrezl Harrell, Darrun Hilliard, Lou Williams, Kyle Wiltjer y a Liggins, además de 666.000 dólares.

Atlanta se cruza en su camino… por un día

Tampoco sería en Los Angeles donde Liggins fuera a jugar. Dos meses después de obtenerlo, los Clippers lo enviaban, junto con 100.000 dólares, a los Hawks. Ese 25 de septiembre, Atlanta, el mismo sitio donde en abril había sido formalmente despedido de los Cavaliers, le cortaban.

En su búsqueda eterna de la oportunidad, el defensor recaló para la pretemporada en los Heat. Seguro que a estas alturas del relato ustedes adivinan lo que pasó. Sí, también fue despedido, pero al menos pudo vestirse de corto con Miami, aunque fuera para un único duelo de pretemporada. Los Heat eran la cuarta franquicia de Liggins desde que Dallas iniciara el botón de traspasos y la única con la que había podido jugar algunos minutos. Concretamente 26, como titular, ante los 76ers, en la última cita de pretemporada. Sonaba a premio de consolación, porque un día después, el 14 de octubre, sus huesos volvían a encontrarse con el mundo waivers, donde las franquicias tenían 48 horas para reclamar su contrato.

Milwaukee al rescate, por un trimestre

Y esa franquicia fue Milwaukee, que le dio trabajo hasta el 7 de enero, le permitió seguir compitiendo al alto nivel en el que busca asentarse y no le sacó de la rueda de la NBA, en la que perfiles como el de Liggins corren serio riesgo de abandonar para siempre con cada despido detrás. La necesidad de algo más de puntos desde la segunda unidad obligó a Milwaukee a liquidar a Liggins para convertir el contrato dual de Sean Kilpatrick en uno estándar.

De nuevo, vuelta al paro más por requisitos de las franquicias que por deméritos de Liggins, quien mereció cada uno de los 757.000 dólares que ganó hasta el 7 de enero. Un buen dinero con el que el jugador podría haber estado un periodo tranquilo, pero uno no se gana el cartel de superviviente por nada. Los Pelicans, provistos de la Hardship Provision concedida por la NBA, le enrolaban este miércoles con un acuerdo de 10 días y el máximo posible para alguien con su trayectoria, esto es, 89.100 dólares. El coste para New Orleans es de unos 83.000 y el resto lo asume la NBA. La subida salarial de este tipo de acuerdos con respecto al año pasado es notable, ya que en la 2016-17 el máximo que un veterano con dos cursos o más en la NBA podría ingresar por un contrato de 10 días era una cifra cercana a los 60.000 dólares.

Al menos Liggins, quien coincide en los Pelicans con su antiguo compañero de habitación en Kentucky, Darius Miller, ya es un veterano que en la jungla de la NBA se puede beneficiar de algunas de sus mejoras. Tiene hasta el 19 de enero para ganarse o bien otro contrato de 10 días, el último que podría firmar con la franquicia, o bien para seguir ya hasta final de curso o bien para volver a la agencia libre. Mientras muchos lloran porque les han sacado en un partido del quinteto titular, Liggins trabaja para merecer su destino. Y de momento, sigue en la NBA. Viviendo, sobreviviendo. Otros salieron una vez y nunca volvieron. Él sí. Y quiere permanecer.


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