¿Durant a los Warriors? La pesadilla es posible

Stephen Curry cruza la línea de medio campo y comienza a hacer diabluras ante el desconcierto del base rival. Arranca y trata de penetrar la defensa, pero ésta cierra el paso haciéndole un tres contra uno. Curry alza la vista en busca de un socio y divisa a Klay Thompson en una esquina…pero entonces otea el horizonte contrario y reconoce a Kevin Durant, totalmente solo; opta por sacar la pelota hacia el ’35’, KD dispara de tres y….

No es una fábula, tampoco un cuento. Pues tanto cuentos como fábulas se desarrollan en un marco imaginario e insospechable en la realidad. En los cuentos los animales hablan, los árboles dan consejos, las estatuas cobran vida y los soldaditos de plomo navegan en barcos de papel. La jugada que acabamos de narrar, sin embargo, está lejos de ser un relato infantil y, por lo tanto, ficticio. Ver a Durant vestido de warrior es factible, y mucho más de lo que algunos piensan.

Sin duda un cuento, pero de terror, sería para los 29 equipos restantes del panorama si la historia llegase a cuajar. Dos jugadores que se han alzado con el MVP de la temporada y que entrelazarían sus destinos en el mejor momento de sus carreras, a los 28 años.

Es algo que no ha ocurrido jamás. Algunas estrellas han unido sus caminos, pero nunca estando ambos en su pico máximo de producción. LeBron James se unió a un gran Wade, pero no al mejor Wade, aquel que cimentara el raíl al anillo junto a un viejo, pero aún todoterreno, Shaquille O’Neal.

Karl Malone y Gary Payton se juntaron en el ocaso de sus carreras en Los Angeles, y Kobe, también ya lejos de su mejor nivel, recibió a un Dwight Howard aquejado de la espada y a un Steve Nash en trámite de jubilación.

A.- Con Westbrook

Russell Westbrook y Kevin Durant son un tándem que impone, pero por alguna razón no termina de fluir. Ambos han de estar a su mejor nivel para que los Thunder ganen partidos de forma sosegada. El absolutismo de ambos empequeñece a sus compañeros, y este año, más que bien rodeados, tienen ante sí la reválida. Un todo o nada para demostrar, de una vez por todas, que conforman un dúo de anillo; un dúo de Campeonato.

B.- Con Wall y Beal

Si el dúo impone, este posible triunvirato da verdadero miedo. Los Wizards han dejado claro que en este asunto irán a cuchillo. Al enterarse de que Durant añoraba su hogar, jugar la baza de la nostalgia se convirtió en la salsa del proyecto. Traer al héroe de vuelta a casa a defender los colores de su ciudad, de la capital, sería lo más parecido al sueño americano. John Wall, Bradley Beal y Kevin Durant, riman —no se en que clase de asonancia pero riman— con anillo.

Wall es un perfil de base más pasador todavía que West; y mientras en OKC el puesto de escolta permanece maldito desde el adiós de Harden (Lamb, Martin, Morrow, Waiters), en Washington tienen un ciclón. Beal está llamado a ser un top 3 de su posición —¿no lo es todavía?— e incluso algo más si no pierde el apetito. Muelles, muñeca, y una última «M», la de motivación, para delinear lo más parecido a Dwayne Wade que haya habido en el puesto de shooting guard en la última década.

Lo cierto es que Otto Porter no para de escalar en prestaciones, pero la llegada de Durantula no sería un problema. Emerger como sexto hombre o incluso diseñar un quinteto pequeño con Durant o el propio Porter dando lustre al small ball.

C.- Una terna de pesadilla

Un Big Three de los de verdad.

Los datos hablan de que Beal ha embragado mucho mejor en este arranque de temporada, especialmente desde el triple.

Mientras presume de un bárbaro 47,1% desde larga distancia, su alter ego, Klay Thompson, ha comenzado algo dubitativo en dicha faceta, la que además es su especialidad; un flojo 36,4%. Sin embargo, si desacotamos y ampliamos a la totalidad de sus vidas NBA (Thompson llegó en 2011 mientras que Beal fue drafteado en 2012), comprobamos que en regularidad el de los Warriors hila un poco más fino: 41,6% frente al 40,3% de de los Wizards.

Si llegara Durant, «rebautizar a los Splash Brothers» sería un punto a abordar en el orden del día. Acostumbrados a besar la red con tiros imposibles y coleccionando punteos, la incorporación de uno de los mejores jugadores del planeta y que, precisamente, de puntería tampoco adolece, dispararía, aún más si cabe, el acierto del backcourt.

Jugar a comparar a Curry con Wall es tan absurdo como innecesario. Ambos son magníficos, ambos ejercen de timón de sus equipos y ambos no paran de progresar. Pero hoy por hoy, Curry es mejor. Más resolutivo, más descarado, insultantemente desmelenado en ataque y el único con la magia suficiente para adjetivar sus actuaciones, una tras otra, de jordanescas. 

Cierto es —dije que no los iba a comparar y aquí estoy— que Wall domina en el campo de las asistencias. Curiosamente, mientras en la temporada 2013-14 ambos surtían una cifra de balones similar (8,5 pases de canasta de Curry por 8,8 de Wall) el año pasado la diferencia fue antagónica y remarcable. Mientras Wall se superó para llegar a las 10 asistencias por noche, la generosidad de Curry decreció hasta las 7,7. Pero seamos francos, pues es de perogrullo, con una puntería tal como la del menudo astro de los Warriors, ¿quién, aunque tenga el pase fácil, no tiraría de tres?

Curry se viene mostrando desde la temporada pasada tan superlativo en anotación, que obvia a veces sus funciones de base de tan asequible que, sabe, tiene el aro rival. Es el mejor pasador y al mismo tiempo mejor encestador de su equipo. Con el desembarco de KD esta situación seguramente se revertiría, y Curry no tendría problema, pues es de perfil generoso, en volver a hacer magia desde el pase cediendo protagonismo en lo de hacer diana.

¿Cómo llevar a Durant a Bahía Blanca?

El estudio lo ha llevado a cabo Danny Leroux, Sporting News, basándose en cifras majenadas por Eric Pinus, de Basketball Insiders.

La quimera cobra sentido una vez entra en juego la famosa variable de los derechos televisivos. El límite salarial pasaría de los 70 millones actuales a, poniéndonos en el peor de los casos, 89 millones de dólares.

De este modo, sacrificando a los «jugadores adecuados», juntar a este trío de fantasía (Curry/Thompson/Durant), es una contingencia sólida.

En esta elucubración asumimos dos premisas.

  • Durant no firmaría por otra cosa que no fuera el máximo en cuatro años. Esto es, aproximadamente 25,098,000 por temporada.
  • Los Thunder no dejarán marchar a su emblema así como así, por lo que el sign-and-trade no es una opción. Los Warriors tendrían que ficharlo, como suele decirse, «a pelo».

Aceptando esto, para que su General Manager,  Bob Myers, se planteara la operación, sólo podría dejar comprometidos 64 millones de dólares en su libro de cuentas. Con este margen Durant cabría en el barco y los Warriors matendrían a sus tres ejemplares intocables y, también, a su cuarto fantástico, Draymond Green.

Durant tabla 1

Sin contar los puestos del roster de obligada ocupación, (a razón de 543,471 dólares por jugador de contrato mínimo), los californianos aún dispondrían de 20 millones para inventar.

En el panorama actual, sería una decisión razonable que cinco de esos millones fueran a parar a un proyecto de center en pleno florecimiento. Festus Ezeli es agente libre restringido, y los Warriors podrían mantenerlo en sus filas por esa cantidad. Además no es una losa económica importante, porque la franquicia aún posee un as bajo la manga: los derechos Bird que le permiten irse por encima del límite salarial.

Durant tabla 2

El dilema; ¿quién se marcha?

No hay éxito sin sacrificio. O eso dice al menos John C. Maxwell, toda una referencia en coaching y Liderazgo.

Renunciar (se dice pronto) a dos de estos tres nombres es un trago difícil: Harrison Barnes, Andrew Bogut, Andre Iguodala.

Hablar de estos tres jugadores es hablar del chaval con más margen de evolución de la plantilla, del tabique de carga de la defensa interior y del, ahí queda, MVP de las pasadas Finales. Arduo rompecabezas el que se presentaría ante la directiva. En la orilla opuesta, los otros 29, pánico de ver a Durant de amarillo a un lado, se frotarían las manos por ver cuales son los exiliados sobre los que abalanzarse chequera en mano.

La partida de nacimiento de Barnes habla de que está en los albores de su carrera; 23 años. Primer punto a favor respecto a los 30 inviernos de Bogut y los 31 de Iguodala.

En el elemento económico aparece su segunda ventaja. Bogut e Iggy se agenciarán alrededor de 11 millones por cabeza la próxima temporada, mientras que Barnes, de no aferrarse a su qualifying offer y optar por un nuevo contrato, les sadría 1,5 millones más barato que el último año de Iguodala.

El caso es que, en un futuro virtual en el que en Golden State se decidiera por su joven alero y despidiera —con amargor y agradecidos por los servicios prestados— al australiano y a su adalid de las Finales (además de no renovar tampoco a Shawn Livingston), la rotación warrior pintaría como sigue.

Durant tabla 3

Con ocho puestos cubiertos con garantía, a los Warriors aún le faltarían dos para llegar a esos 10 que conforman la rotación habitual y el reparto de minutos.

En este espectro aún dispondrían de una mid-level exception por un valor aproximado de 2,9 millones de dólares (a la cual se ha adherido en los Spurs Manu Ginobili para facilitar el fichaje de Aldridge) que podrían emplearla en los contratos de uno o dos jugadores, —¿Marreese Speights?—. 

Los 553,121 dólares de remanente serían suficientes para preservar, si así lo desearan, a su pick de primera ronda del próximo draft. Y todo esto, repetimos, poniénodonos en el panorama menos halagüeño de los derechos televisivos debido a los cuales, no sería de extrañar, se superara ampliamente esa barrera aparente de los 89 millones.

Thunder, Wizards, Warriors…incluso los Heat presentaban su candidatura a cuidar de Durant hace unos días. Kevin ya tiene tareas para el verano.


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