Defender a Zion Williamson se ha convertido en uno de los desafíos más complejos y complicados de la actual NBA. Un paradigma moderno fruto de la irrupción de un jugador sin precedentes en la liga que ha empujado a los equipos a promover distintos sistemas y alternativas.
Su sobrenatural físico incorpora además una gran agilidad para deslizarse por la cancha y un exquisito toque de balón que convergen en un perfil polifacético muy difícil de contrarrestar. Un contexto que va incorporando nuevos obstáculos a medida que Zion, a sus 20 años, añade nuevos recursos a su juego y perfecciona otros ya presentes.
En el uno contra uno resulta imparable, en la pintura es capaz de imponerse a jugadores más altos y en los últimos meses ha potenciado la creación de juego para sus compañeros. Una mezcla voluptuosa a la que solo le falta añadir un rango de lanzamiento fiable y seguridad en el tiro libre para volverse completamente incontenible.