El misterio de Ricky Berry

“Tenía todo lo que uno pensaría que haría a alguien feliz. Ganó mucho dinero, tenía una esposa hermosa, un bonito coche, una gran casa, una carrera prometedora por delante y no consumía ni alcohol ni drogas. Estaba en el mejor momento de su vida. ¿Qué más podía querer?»

Aquella pregunta que se hacía Kevin Johnson en una entrevista para el LA Times en agosto de 1990 es la misma que repetían desde hacía un año compañeros, amigos y familiares de Ricky Berry. El 14 de agosto de 1989, Berry colocó sobre su sien derecha una pistola semiautomática y apretó el gatillo. Apenas unas horas antes había discutido con su esposa, Valerie, quien pasó aquella noche en casa de una amiga. Cuando regresó a la mañana siguiente a su hogar se encontró a su marido sobre un charco de sangre. Tenía tan solo 24 años.

El entusiasmo que Ricky mostraba por la vida y el futuro aparentemente brillante que se abría ante él lo convertían en la persona menos propensa a terminar con su propia vida. El baloncesto lo acompañó desde su nacimiento y a su alrededor había construido una trayectoria a la que no se le atisbaba techo.

Su padre, Bill, era entrenador asistente en Michigan State cuando nació Ricky, un 6 de octubre de 1964. A los 14 años era recogepelotas de aquellos Spartans que conquistaron el título de la NCAA de 1979 de la mano de un tal Magic Johnson.


Para leer este texto completo y acceder a muchas más ventajas suscríbete a Extra nbamaniacs (nbamaniacs.com sin publicidad + podcast + textos especiales + newsletter + chat en Discord con redactores y otros suscriptores)

EXTRA NBAMANIACS

Nuestro trabajo en nbamaniacs es apoyado por lectores como tú. Conviértete en suscriptor para acceder a beneficios exclusivos: artículos especiales, newsletter, podcast, toda la web sin publicidad y una COMUNIDAD exclusiva en Discord para redactores y suscriptores.