Cabe la posibilidad de que después de 283 partidos y más de 9.500 minutos entre liga regular y playoffs ocupando un rol prominente en uno de los equipos mediáticos de la NBA, aún estemos por responder a la cuestión de quién es R.J. Barrett. O más bien, a cuál de sus versiones favorecería más su despliegue individual.
Por condiciones, el alero de los Knicks puede ser lo que quiera. Pero, probablemente, sea esta aspiración la que le haya hecho quedarse en tierra de nadie durante no pocos tramos de su corta carrera. Honda en indefiniciones, vaivenes y desazones por cuenta propia y del entorno que le rodea, siempre tan tendente al desastre en la organización knickerbocker.