Encajar para ganar: el Chris Paul de Houston Rockets

Los Rockets están en estado de gracia. Son los líderes de la Conferencia Oeste y batallan por la primera posición de la NBA. Desde la salida en 2015 de Kevin McHale, al que hace no mucho Harden ha criticado con dureza, en Houston son contendientes sin paño calientes al máximo honor de esta competición. Están en el camino hacia ello, pero ahora con un movimiento de no retorno con el que han presentado la candidatura oficial al campeonato: la llegada de Chris Paul.

Houston Rockets se ha embarcado en el viaje definitivo, del que se sale con un anillo o con el final de todo. Y este recorrido comenzó con una pequeña lesión de rodilla de Paul. No se quiso forzar y se optó por una recuperación larga en vez de precipitada, cuatro semanas en vez de dos. La prisa que tiene el equipo en la pista no la quieren traspasar a otras áreas, como es buen ejemplo este caso.

Este inicio de temporada sin CP3 fue de rodaje. Llegaron una derrota ante los 76ers y dos ante los Grizzlies, esos que ahora -sólo un mes después- están en plena descomposición. A partir de ahí, dos rachas de seis victorias consecutivas y un nuevo panorama, esperanzador para ellos e inquietante para los rivales, sobre el que construir a un campeón.

‘Better Call Paul’

Sólo LeBron James (Heat y Cavaliers), ni siquiera Michael Jordan, comparte el honor con Chris Paul (Pelicans y Clippers) de ser los únicos que pueden fardar de ser los mejores jugadores de la historia -hasta este momento de la cronología- de dos franquicias distintas. En esas dos primeras oportunidades Paul no pudo llegar a lo más alto de la cadena alimenticia de la NBA, y ahora tiene quién sabe si la última oportunidad de llegar a tal fin. Los Rockets le pueden proporcionar esa plataforma.

El fichaje del base de Winston-Salem se fragua gracias a una obsesión enfermiza de Daryl Morey y la relación de amistad previa con James Harden. El mánager general de los Rockets es el mayor exponente de la estadística avanzada como motor para buscar nuevos fichajes y tenía el nombre de Chris Paul grabado a fuego, ya que hasta cuatro veces (2005, 2011, 2013 y 2017) ha luchado por tenerle bajo su manto. Tuvo que ser llegar la mejor temporada de James Harden (2016/17), que él mismo se está encargando de enterrar con números aún mejores, para que fuera el propio Paul el que dejara a The Beard el siguiente mensaje en su teléfono móvil: «Iré, estoy a bordo. Yo lo que quiero es jugar contigo».

La periodista Jackie MacMullan cuenta en ESPN cómo se enteró el propio Chris Paul de su llegada a los Rockets. Entre chupitos de tequila, en una discoteca de West Hollywood y al lado de LeBron James, posible rival en su carrera hacia el campeonato. Su fichaje supone una nueva vuelta de tuerca en Houston con tal de buscar su 3º título de la NBA.

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Influencia

Muchos se preguntaban cómo iba a encajar Paul en el esquema de Mike D’Antoni. Los Rockets eran ya una máquina engrasada, pero este nuevo ajuste replantea el modelo. Pero sólo un poco. El día de su presentación advirtió, parafraseando al Ricky Bobby de Will Ferrell: «Si no eres el primero, eres el último. Sólo tengo un objetivo aquí: ganar». Así de fuerte es la apuesta.

Y sólo acaba de empezar, pero la estancia de CP3 en el equipo se nota ya a gran escala. Desde que Paul ha retomado el contacto con la pista tras su lesión, el chorreo de datos a favor de su buena adaptación impresiona a propios y extraños.

Desde su vuelta los Rockets son el mejor equipo de la NBA en ataque (118,5 puntos) y en defensa (97,2 puntos), además de tener el mejor diferencial de la liga (+10,8). Para Paul, pese a que son pocos partidos, es la mejor temporada profesional en ratio (+16,4) y ritmo (101,7) pese a que está en la media más baja de uso colectivo (17,7%) y minutos disputados por encuentro (28,1).

Paul está siguiendo a pies juntillas la guía del triple que propone D’Antoni. Ésta es la temporada en la que más porcentaje de sus tiros vienen en tiros de tres, un 50% (antes, como mínimo, 33,7%), y menos vienen en tiros de dos, un 36% (antes, como mínimo, un 45,3%).

El propósito de arriesgar menos con el balón también está siendo positivo para Paul. El base está repartiendo 8 asistencias por cada pérdida, cuando en las otras 12 temporadas el mejor promedio es de 4,6. Algo parecido pasa con el ratio total de asistencias, donde supera en 9,5 la mejor marca que tiene registrada en una campaña.

Menos competencia, más cierto (aún). ¿No querían eficacia el señor Morey? Aquí la tiene.

Ajustes con Harden

La gran pregunta, esa incógnita que habrá que ir despejando poco a poco durante esta temporada, es cómo compaginará Chris Paul con su ahora compañero James Harden las diferentes tareas en la cancha, ya que ambos se solapan en algunas de ellas.

Con lo que teníamos conocido en estos Rockets, Paul representará parte del papel que se llevaba Beverley. Paul, pese a su apariencia menuda y frágil, es el que llevará a buen seguro el ritmo del equipo en defensa. La rapidez en las líneas de pase seguirá siendo un activo importante en el equipo y Paul podrá participar de ello. De los dos activos que se marcharon en su traspaso con los Clippers, D’Antoni espera que Paul cubra el papel de lanzar tras recibir de Patrick Beverley y el de crear tiros propios de Lou Williams. En que sigan funcionando bien los jugadores que rodean a las estrellas se verá también el aspecto positivo de la llegada de Paul.

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No hay, como confirma el entrenador, una orden que dictamine quién de los dos debe subir el balón en cada ataque. Se ve en la situación. Por lo que nos han podido ofrecer, Harden sigue llevando el peso de dirección. El ajuste principal que estamos viendo es que ahora Harden tiene otro socio como canalizador de las segundas jugadas.

En las últimas fechas Harden ha hablado con muchísima confianza sobre sus posibilidades. Se lo comentaba a Jonathan Feigen, del Houston Chronicle: «Los defensores están asustados porque yo me vaya hacia el aro y eso abre un abanico de posibilidades a mis compañeros. Ahora ya no doy tantos pasos innecesarios en ataque, puedo llegar antes al sitio que quiero». Además del obvio deaarrollo personal, lo que cambia es que alguien experimentado como Chris Paul le facilita el trabajo.

Es posible que Daryl Morey, uno de los que mejor trabajo viene desarrollando como GM en los últimos años, sorprenda con una guinda a este proyecto, pero esto ya es cosa de los jugadores. Y James Harden parece tener en Chris Paul al socio que necesitaba.


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